Las nadadoras del equipo español de natación sincronizada Ona Carbonell (c) y Paula Klamberg (i) reciben instrucciones de Ana Montero durante el entranamiento llevado a cabo en las instalaciones del Consejo Superio de Deportes de Madrid el 11 de febrero de 2015.
JUANJO MARTÍN / EFELa tímida Paula Klamburg y la extrovertida Ona Carbonell (derecha) forman desde el año pasado el tándem que afrontará las competiciones por parejas. Un dúo que mejora su sincronía para seguir acosando a Rusia y recuperar el terreno perdido con Ucrania y otros emergentes.
JUANJO MARTÍN / EFE"Estamos haciendo un cambio muy bestia y vamos a sorprender. Nuestro objetivo es que haya un abismo entre el Europeo de Berlín y el próximo Mundial de Kazan", señaló el miércoles 11 de febrero de 2015 la nadadora catalana de sincronizada Ona Carbonell.
JUANJO MARTÍN / EFEPaula Klamburg (izquierda) y Ona Carbonell saludan a la cámara. Ambas, y todo el equipo, afrontan un año intenso: tras un cambio de reglamento ahora se puntúa un 60% lo técnico y un 40% lo artístico, cuando antes era al 50%. "Hay que trabajar la preparación física para mantener la técnica al final del ejercicio", valora Ana Montero.
JUANJO MARTÍN / EFELa natación sincronizada ha sido, y es, una de las disciplinas deportivas que más éxitos le ha deparado al deporte español en la última década. Un trabajo intenso con una cantera no especialmente numerosa en cuanto a cantidad. El año 2015 es importante, antesala olímpica y año mundialista. Un desafío mayúsculo para el que las integrantes del equipo español se preparan con un intenso plan de trabajo con paradas en los centros de alto rendimiento de San Cugat, Sierra Nevada y Madrid con el que se intentan minimizar los efectos del cambio generacional que vive el seleccionado español.
JUANJO MARTÍN / EFEEn 2015 se organiza un Campeonato del Mundo de Natación en el que, apenas a un año vista para los Juegos Olímpicos de Río, la pugna con ucranianas, japonesas o canadienses por acompañar a China y a la todopoderosa Rusia en el podio se antoja más igualada que nunca.
JUANJO MARTÍN / EFE