El truco para conservar mejor el vino una vez abierto (y no es en su botella)
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Uno de los grandes placeres de la vida es descorchar un vinito mientras cocinas en tus días libres y disfrutar del aroma y sabor de uno de estos caldos.
Ya sea mientras preparas tu plato favorito, para brindar en casa o porque tienes invitados, seguro que no faltan unas cuántas botellas de vino que sacar en esas ocasiones especiales que lo merecen -y que te lo mereces-.
Descorchar una botella de vino, servirlo en una copa, remover suavemente, acercárnoslo a la nariz y disfrutar de los matices olfativos, y pegar un trago de este caldo que nos sabe a gloria. El ritual, hasta aquí, lo tenemos claro. Pero, ¿y después?
Si estás animado, seguramente esa botella de vino no tenga un "después" más que reciclaje, aunque si únicamente querías servir una -o unas copas-, lo ideal es guardar el vino sobrante para otra ocasión.
Cómo evitar que el vino se oxide
Lo de que no todos los tipos de vinos necesitan la misma temperatura lo tenemos claro, ¿no? Mientras que los blancos y rosados deben ser conservados entre los 7º y los 10ºC, los vinos tintos necesitan una horquilla de temperatura entre los 14º y 16ºC.
Aunque el vino sea tinto, una vez abierto, lo ideal es conservarlo también en el frigorífico, ya que, de la misma manera que cuando está cerrado, sus grandes enemigos son la luz y el oxígeno.
Para evitar que el vino esté en contacto con todo el oxígeno que queda en una botella a medias, esta usuaria de redes sociales desvela un sencillo truco que podemos poner todos en práctica en nuestra casa.
Como la botella está preparada para la cantidad de vino que trae, al bebernos parte de ese líquido dejamos un hueco donde se acumula oxígeno, que puede oxidar nuestra bebida. Por ello, esta usuaria busca un tarro donde quepa el resto del vino que nos queda y lo cierra bien. De esta manera, reduciendo la cantidad de oxígeno del recipiente que contiene el vino, también reducimos la velocidad de oxidación.