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Los secretos de Emina, la bodega más sostenible de Matarromera

Podríamos decir que las viñas de de Emina son para la viticultura lo que el cerdo para la carne: no hay nada que no se aproveche. En plena Milla de Oro de la Ribera del Duero el Grupo Matarromera puso en marcha allá por 2005 Bodega Museo del Vino Emina, el primer Centro Integrado de Desarrollo Sostenible ubicado en la localidad de Valbuena del Duero. 

Desde que en 1988 Carlos Moro se iniciase como bodeguero con Bodega Matarromera, la pasión por la viticultura y el producto bien hecho no ha parado de crecer, y no solo en popularidad, ya que desde que arrancasen su actividad vitivinícola las Bodegas Familiares Matarromera han ampliado mercado y actualmente cuentan con nada menos que nueve bodegas en seis Denominaciones de Origen diferentes. 

Las bodegas del Grupo Matarromera son un sinónimo de calidad en cualquiera de sus Denominaciones de Origen, y entre ellas se encuentra Emina, que situada en la Ribera del Duero no solo ofrece calidad, sino también sostenibilidad. 

De los vacceos hasta nuestros días

Pasear por el exterior de la bodega es contemplar su imponente a la par que moderna estructura, y descubrir su interior es recorrer un camino por la historia del vino desde sus inicios: "Cerca de aquí hay una antigua ciudad vaccea donde se hallaron lo que se consideran los primeros restos de vino de la zona", explica María Argüelles, directora de comunicación de Grupo Matarromera. 

"En aquella época el consumo del vino no era como ahora lo concebimos, sino que era un consumo para celebrar alianzas entre pueblos, celebrar que habían ganado batallas... y solo lo bebían los fuertes, nadie más. Los vacceos cogían las uvas, las fermentaban y ya está, por lo que era un vino con muchísima graduación y se bebía solo en ocasiones especiales", cuenta la dircom del grupo.

Aquellas civilizaciones prerromanas que habitaban la Ribera del Duero y que comenzaron a elaborar el más primitivo de los vinos no solo lo utilizaban para celebrar, sino también para homenajear: "Cuando alguien moría, incineraban ese cuerpo y apagaban las llamas con vino, haciendo ofrendas que en muchos casos eran vasijas con vino. En la tumba de Atio, que era un miembro del consejo de sabios de la ciudad vaccea de Pintia fue donde se encontraron los primeros restos de vino hallados en esta zona, y por eso el gran reserva de Emina se llama Atio", explica María Argüelles.

"En la tumba de Atio fue donde se encontraron los primeros restos de vino hallados en esta zona"

El camino hacia Bodega Emina transcurre entre campos castellanos donde respirar el aire más puro y empaparse de la historia del vino. Al final del camino que dirige a esta bodega podemos divisar un antiguo monasterios cisterciense del siglo XII que supuso el inicio de la viticultura en la Ribera del Duero: "A final de la carretera hay un monasterio cisterciense del siglo XII. Los monjes vinieron a instalarse a esta zona y enseñaron a los lugareños cómo cultivaban ellos el vino, la forma en la que lo hacían en Francia, cómo trabajaban la tierra", comenta la directora de comunicación de Grupo Matarromera. 

Vino, arte y cultura. Y sostenibilidad

Entre barricas y cadenas de montaje trascurre el recorrido por esta bodega que ha marcado un antes y un después en la empresa familiar Matarromera. La parte de los depósitos posiblemente suponga la parte menos lucida de la bodega, pero también una de las más importantes: "Son depósitos de 30.000 litros, y aquí es donde empieza el vino. Primero entran todas las uvas, se les quita el esqueleto y se estruja un poquito la uva. Los depósitos se llenan y es ahí donde empieza el proceso de fermentación del vino. Primero la fermentación alcohólica en la que el azúcar se convierte en alcohol y posteriormente la fermentación maloláctica donde se transforman los ácidos málicos en ácidos lácticos". 

Una vez que ha terminado el proceso de fermentación, el vino pasa a las barricas: "Cada tres o cuatro meses el vino se saca de la barrica, se limpia y se seca la barrica y se vuelve a meter el vino. Las barricas se lavan con un proceso de ósmosis para que sea agua pura y no tenga ningún elemento añadido", comenta Argüelles. 

Las barricas de Emina tienen una capacidad de 250 litros y se dividen, mitad en roble francés y mitad en roble americano. "El roble francés le da al vino unos toques más elegantes y especiados, mientras que el roble americano aporta los aromas de cacao, aromas más fuertes", confiesa la dircom de Matarromera. 

Avanzando por el interior de la bodega encontramos el elemento que le da nombre a este lugar: "La emina es una vasija de cerámica que suponía la medida de capacidad que aproximadamente podían beber los monjes del Monasterio de Santa María de Valbuena, aunque con el frío que hacía y teniéndose que levantar a rezar a diferentes horas de la mañana no me creo que bebieran una emina, beberían más", bromea Argüelles sobre esta medida que correspondería a una copa. 

Sentando precedentes en el mundo vitivinícola

Si Emina es un lugar capaz de dejar a cualquiera sin palabras por lo que se ve, mucho más por lo que no se ve. No es solo que sea un auténtico lugar de culto al vino donde sus amplias estructuras resguardan litros y litros de esta bebida de los dioses, sino que además es el claro ejemplo de lo bien que sientan las cosas bien hechas. 

"La emina era la medida de vino que bebían los monjes en un día"

"Emina es la apuesta total por la sostenibilidad integral. Es el proyecto que se concibió en su día como Proyecto Integral de Desarrollo Sostenible de una bodega en el mundo, y esos significa que utiliza la energía para su proceso productivo solar fotovoltaica y de biomasa", explica Carlos Moro, presidente del Grupo Matarromera. 

Este ingeniero agrónomo, viticultor y enólogo trae consigo una larga tradición bodeguera y sabe cómo exprimir al máximo la calidad de sus vinos. El dueño de las bodegas de Grupo Matarromera explica sacando pecho todos los avances que Bodega Emina ha supuesto para la sostenibilidad en el mundo del vino. 

Emina es el primer proyecto integrado de desarrollo sostenible, dando lugar a ser el primer producto que en España hiciese su cálculo de la huella de carbono: "No nos daba miedo porque estábamos utilizando muchísimo las herramientas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la atmósfera y aquello nos llevó a ser los primeros con la marca Emina". 

Esto junto con la parte vitícola les llevó a analizar y a estudiar el cambio climático: "Fue un proyecto precioso que hicimos con otra bodega catalana extraordinaria también con el que pretendíamos conocer qué influencia tiene el cambio climático o qué medidas debemos tomar en el sentido de la poda, el riego o no riego, la incidencia que tenía en los aromas, el grado de alcohol… y eso nos vino fantástico para luego tomar medidas de forma que busquemos siempre que nuestras bodegas siempre aspiren a hacer los mejores vinos".

En el caso de la energía solar fotovoltaica se utilizan tres tipos: modo huerto, modo marquesina y modo tejado. "Todos los elementos del proceso productivo se aprovechan y se reutilizan. Por ejemplo, de la viña se utilizan por un lado los sarmientos, la madera que se usa en la poda para nuestra caldera de biomasa y lo que es la uva para la extracción del vino", asegura el presidente de Matarromera.

Emina ha estudiado las propiedades de la uva para a piel, por lo que no ha perdido la oportunidad de aprovechar sus ventajas en una línea de cosméticos: "Del aguardiente de los orujos extraemos los polifenoles y antocianos, la parte antioxidante de la uva que se ha valorado muchísimo por muchos expertos nacionales e internacionales y que es un antioxidante natural tanto para el efecto tópico de la piel como para el efecto de consumo. Tenemos nuestra propia producción de cápsulas antioxidantes en nuestra empresa Esdor Cosméticos, que ha nacido de esta investigación de los polifenoles", asegura Carlos Moro. 

Este aprovechar cualquier parte de la uva ha llevado a Carlos Moro a colaborar con auténticos ases de la cocina como Mario Sandoval o Andoni Luis Aduriz para aprovechar el Eminol en la alta cocina: "Aplicamos el Eminol en la marca llamada Vinesenti para potenciar los sabores y sustituir la sal. Lo investigamos con Mario Sandoval y con Andoni Luis Aduriz, con la Escuela de Cocina Internacional de Valladolid y los resultados son fantásticos". 

Seguramente antes de conocer cualquier otro detalle de Emina ya tenías sus vinos en el radar de la auténtica calidad de la Ribera del Duero. Y ahora descorcha una botella, sírvete una copa y dinos cómo sabe conociendo cómo su proceso de producción cuida el planeta. Insuperable. 

Redactora de Gastronomía '20minutos'

No se me ocurre manera mejor de saborear la vida que a través de la comida, y como decía Confucio que si eliges un trabajo que te guste no tendrás que trabajar ningún día de tu vida, pues… aquí tenéis el resultado. Soy graduada en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y te cuento todo lo que tienes que saber sobre recetas, productos, restaurantes y chefs. ¡Que aproveche!

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