¿No te atreves con las alcachofas? De la coraza al corazón, así de fácil es prepararlas
- Las podemos comer fritas, asadas, a la plancha, cocidas y hasta crudas en ensalada.
- Corte de carnicero, una pieza de carne poco conocida que es un manjar.
- Por qué nunca deberías comer un alimento que se cayó al suelo.
No es un fruto, ni una raíz; tampoco la hoja de la planta. La alcachofa es una flor, la Cynara scolymus. Es una verdura única y distinta. Es singular y eso hace que despierte apasionados amores o encendidos desprecios.
Verdura versátil, sola o como guarnición, la podemos comer frita, asada, a la plancha, cocida e, incluso, cruda en ensalada. En todo caso, tiene un peculiar sabor (que no siempre gusta). Los que la detestan dicen además que no es la hortaliza más barata ni por precio ni por lo que acabamos usando.
De la coraza al corazón
Para muchos cocinar alcachofas tiene algo de misterio. Vamos, que ven esa hortaliza acorazada y se echan atrás. Pero en realidad no hay dificultad alguna. Simplemente hay que quitar capas y quedarmos con el corazón.
Elegiremos las alcachofas que sean compactas y tengan las yemas más gruesas
Así que... a comprar alcachofas, que estamos en plena temporada. Hay que llevarse las que tengan las hojas cerradas, el tallo duro y una textura firme y prieta. O de otro modo, elegiremos las que sean compactas y tengan las yemas más gruesas. Serán las que más pesarán en relación a su tamaño.
Ya en la cocina, hay que pelearse un poco con la alcachofa para llegar a su meollo. O sea, que hay que retirar capas y capas, hojas y hojas, hasta quedarnos con su corazón, que es lo que finalmente cocinaremos.
Los restos de las alcachofas no se tiran: con ellos podemos hacer un caldo vegetal muy sano
Cómo preparar las alcachofas
- Preparamos el bol donde iremos colocando cada alcachofa conforme vayamos pelándolas. Vertemos agua en el cuenco y le añadimos sal y limón para evitar que la alcachofa se oxide.
- Eliminamos el tallo de la alcachofa o no (para muchas recetas va muy bien).
- Quitamos las hojas exteriores hasta que aparezcan las hojas más tiernas, es decir, las que son menos verdes y más amarillentas.
- Limpiamos la base de la alcachofa, quitando las partes más duras.
- Cortamos, aproximadamente, 2 cm de la punta de la alcachofa. Cortaremos más o menos en función de lo verdes que estén las extremidades de las hojas.
- Un vez pelada, podemos dejarla entera, cortarla por la mitad, en cuartos o laminarla (para hacerlas fritas como 'snacks').
- Por último, colocamos la alcachofa en el bol que hemos preparado previamente y pasamos a la siguiente alcachofa.
Por cierto, todo lo que hemos ido quitando de las alcachofas, esos restos, pueden servirnos. No los tiramos. Con ellos podemos hacer un caldo vegetal muy sano.