Los trucos para que una pechuga de pollo a la plancha quede tierna y sabrosa

Con la operación bikini presionando y el verano aproximándose peligrosamente, la comida sana y las elaboraciones a la plancha se puede convertir en tus mejores aliados. 

Ensaladitas, mucha fruta y verdura, pescado, carnes bajas en grasas... Seguro que la teoría -un año más- la tienes clara, aunque ahora solo falta desterrar las torrijas y las monas de pascua y poner todos estos conocimientos en práctica. 

Cuando queremos comer sano, el pollo y el pavo se convierten en nuestras carnes de confianza, y de entre todas las maneras que tenemos de prepararlo -que no son pocas- elegimos la más saludable, sin apenas aceite pero con mucho sabor. 

Al utilizar poco aceite -el justo para evitar que se nos peguen los alimentos- a veces tendemos a asociar la comida a la plancha con comida reseca y poco jugosa. Aunque nada más lejos de la realidad. 

Maridaje y reposo

Para hacer unas fajitas, para comerlas en filete, en sándwich, en ensalada... las pechugas de pollo son siempre una buena elección, y si sabemos como prepararlas puede ser un alimento de lo más delicioso y saludable. 

Una cosa es no preparar las pechugas de pollo con demasiado aceite y otra cosa es que no podamos utilizar otros maridajes. Para conseguir unas pechugas de pollo jugosas y sabrosa puedes cocinarlas con un chorrito de zumo de limón o de soja, que le aportará la humedad y la textura que necesitan. 

Una vez que hemos maridado el pollo para que esté más tierno y jugoso, para conseguir un mejor resultado, lo ideal es poner el fuego fuerte y sellar las pechugas por ambos lados un par de minutos para después bajar el fuego, taparlo, y dejarlo cocinar en su propio jugo. 

Para que las pechugas cojan todo el sabor del jugo, una vez hayamos terminado de cocinarlas las dejamos reposar unos minutos en la plancha. ¡Y ya están listas para cortar y disfrutar!