Restaurantes

Así es Enigma, el primer restaurante de Albert Adrià en solitario: 700 metros cuadrados y 45 trabajadores

Albert Adrià revela que planeaba retirarse de la cocina pero la pandemia le obligó a seguir
20M EP

Enigma (Barcelona) es el único restaurante que centra los esfuerzos de Albert Adrià después de que la pandemia se llevara por delante los otros cuatro de elBarri: "Me dedico a cocinar once horas al día, estoy como en una segunda juventud", ha reconocido este lunes en San Sebastián Gastronomika.

Abierto en 2017 y reconocido con una estrella Michelin, cerró con el confinamiento y volvió, totalmente renovado, en junio. "Debería haber cambiado el nombre porque es todo nuevo y diferente a lo anterior", ha dicho quien ha explicado que en tan solo tres meses de vida ya ha pasado por dos conceptos distintos y que seguirá evolucionando.

Su máxima es "sabor, sabor y sabor" en cada bocado de una cocina de "inspiración mediterránea, directa y donde no se vea la técnica" pese a que está muy presente, ya que aplica tanto algunas de las que creó para elBulli como otras que está inventando para desarrollar platos que no se parezcan a nada, de los que el comensal "no tenga referencia" porque "esto es interesante en un restaurante en el que pagas lo que pagas y vendes lo que vendes".

También se basa en el producto y su temporalidad: "No muy original, pero muchos lo dicen y no todos lo hacen porque cuesta mucho".

Una apuesta en solitario

Enigma es el primer restaurante que Albert Adrià abre en solitario -"sólo con la ayuda del banco"- cuenta con 700 metros cuadrados, 45 trabajadores para los 50 comensales de cada uno de los cinco servicios semanales que ofrece, con entre 800 y mil platos.

Ha implantado el "no menú degustación", en el que da "mayor libertad al cliente en cuanto a duración, porque puede elegir cuándo parar", similar al sistema del ya desaparecido Tickets, que era "el niño listo de la clase que encima caía bien a todo el mundo", algo que quiere para Enigma.

"Me dedico a cocinar once horas al día, estoy como en una segunda juventud"

"Con 52 años y habiendo hecho de todo, lo que quiero es divertirme y hacer feliz al cliente, que es lo importante", ha reivindicado Adrià.

Propone 'snacks' como el melón impregnado en dashi con soja y wasabi del Montseny (Barcelona), lámina de calamar con grasa de jamón ibérico y caviar, pasta de albahaca con mozzarella liofilizada para acompañar con agua de tomate y ponzu (salsa japonesa), waffle de albahaca con crema de pistacho verde y yuzu (cítrico), empanadilla de piel de agua y lima con crema de maíz y polvo de chiles o emparedado de salmón ahumado elaborado con su piel crujiente.

En este nuevo restaurante barcelonés se recupera la importancia del servicio de sala y el servicio a la rusa, donde los cocineros terminan algunos de los platos ante el comensal.

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