Ben Workman es un investigador de ciberseguridad del estado de Utah, Estados Unidos, que se fusionó con la tecnología para convertirse en una especie de Iron Man, de Los Vengadores de Marvel.

Este joven de 29 años no tiene un traje volador, mecanismos con nanotecnología ni va a salvar el universo del malvado Thanos, pero sí lleva chips implantados bajo su piel que lo hacen poder controlar aparatos inteligentes del hogar como luces y puertas. "Cualquier cosa con domótica se puede programar en mis chips", explicó a ABC News.

Además, Workman tiene una llave Tesla en su mano derecha, por lo que puede entrar en su coche con solo acercarla a la puerta. También lleva un imán en su mano izquierda y chips RFID y NFC que sustituyen algunas de las funcionalidades de su smartphone.

Estos implantes son conocidos como biohacking y el procedimiento es similar al que se usa para colocar los microchips identificadores de las mascotas. Según contó, la operación puede ocasionar "un dolor ardiente", pero "luego desaparece" con el tiempo.

Al parecer, la colocación de la llave Tesla sí fue más difícil, pues, antes de hacerle la incisión de 5 centímetros en la mano para colocar el implante, tuvieron que modificar el dispositivo para poder introducirlo. "Tuve que llevar la llave a una empresa llamada Dangerous Things. Ellos la cogen, la disuelven en acetato, le dan una nueva forma y luego le ponen un polímero médico", explicó el investigador.

La intención de Ben Workman, además de facilitar su vida, es demostrar que estos implantes son útiles para mejorar la ciberseguridad. La información que guardamos en nuestros teléfonos es vulnerable, pero robar datos que están dentro del cuerpo es algo mucho más complicado.