Un hombre de Michigan decidió matar el tiempo que dedica al confinamiento creando en su jardín delantero un lujoso cercado donde las ardillas pudieran alimentarse... y tuvo mucho éxito. 

James Vreeland creó un lugar al aire libre con pequeñas mesas de madera, estatuas, una bonita y amplia puerta e incluso un cartel con el menú y el nombre del restaurante: Maison du Noix, La Casa de las Nueces, en francés.

"Supuse que ahora era un buen momento para entrar en el negocio de la restauración. ¿Alguien sabe cómo obtener de @gewhitmer [la gobernadora de Michigan] una licencia para mantener nuestro patio abierto?", escribía con humor en Instagram el joven amante de los animales. 

Vreeland instaló además una cámara junto a su pequeño restaurante y decubrió que varias ardillas visitaban constantemente su comedero, en el que dejó platos como cacahuetes, nueces y otros frutos secos. 

El joven creador de la idea ya había hecho otros comederos para pájaros, pero sin duda éste, situado al pie de la calle que cruza su barrio, es uno de los más populares.