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Aprender en casa: ¿es posible aplicar el método Montessori?

Materiales para enseñar a multiplicar.

Mucho se oye hablar del método Montessori, un conjunto de técnicas pedagógicas que, a pesar de haberse puesto en práctica hace ya más de cien años, están de plena actualidad por su probada eficacia y por ofrecer toda una filosofía en torno al desarrollo del niño para que alcance su máximo potencial en todos los ámbitos de la vida.

Este sistema de enseñanza no solo ofrece planteamientos dirigidos a las futuras exigencias académicas o de competitividad profesional, sino que promueve un enfoque educativo integral a través del fomento de las habilidades sociales, el crecimiento emocional y la coordinación física, entre otros aspectos del proceso de maduración. Para ello, el método Montessori permite que el niño disfrute del aprendizaje a través de la propia experiencia, el juego y la manipulación.

"Se huye de la enseñanza mecánica del 'yo ordeno, tú haces' para adaptar la realidad al niño y no al revés", explica Elena Serrano, tutora de segundo de primaria en un colegio zaragozano y formada en el método Montessori. La docente añade que en este sistema "no existe el error", de manera que "si hay que explicar algo de cinco maneras diferentes para que se entienda, se hace", afirma.

¿Podemos convertir la casa en un espacio Montessori?

Un ambiente propicio para el aprendizaje es crucial en este método pedagógico. Así lo confirma la profesora, que no duda en ofrecer unos cuantos consejos en este sentido para aplicar en casa hasta los 8 o 9 años de edad. El primero hace referencia al mobiliario del cuarto del niño: una mesa, o un armario acorde a su talla facilitará que se recoja la ropa y sus pertenencias. "El orden es muy importante porque ayuda a categorizar y secuenciar" -explica Elena Serrano- y las matemáticas, la música y la lengua están ordenadas por secuencias".

Los espacios cobran importancia y en ellos debe primar la luz natural y la armonía. Si se dividen en rincones de actividades, pueden resultar muy estimulantes para el niño: "Por ejemplo, un rincón de lectura hecho con almohadones o uno de juego con cajas o materiales naturales de distintos tamaños", sugiere la docente.

Serrano señala las opciones que, por ejemplo, ofrece un espejo, a la hora de que los niños trabajen su expresión. "Pueden hacer teatro delante de él y perder el miedo a hablar en público", asegura. Grabarse en un vídeo y verse después es, igualmente, muy didáctico.

La implicación en las tareas domésticas o el seguimiento y realización de recetas de cocina también son interesantes para fomentar la responsabilidad y la autoestima. "Es importante que sepan el trabajo que hace falta para que una casa funcione", explica la docente, quien subraya que después de la exigencia tiene que venir la felicitación siempre.

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