La burra Baldomera logra un suculento contrato publicitario por el reencuentro viral con su dueño tras el confinamiento

  • Una agencia internacional ficha en exclusiva al animal.
Ismael se reencuentra con su burra Baldomera tras dos meses.
Ismael se reencuentra con su burra Baldomera tras dos meses.
ISMAEL FERNÁNDEZ
Ismael se reencuentra con su burra Baldomera tras dos meses.
La burra Baldomera.
ISMAEL FERNÁNDEZ

El conmovedor reencuentro de Ismael, un vecino de Málaga, con su burra tras el confinamiento se convirtió en viral y sus protagonistas en famosos. 

Tanto, que una agencia internacional acaba de fichar en exclusiva a Baldomera y nadie podrá utilizar su imagen sin pasar antes por caja y ya hay interesados. 

A la burrita le llueven las ofertas. Tiene tazas propias, pronto camisetas y cuenta en Instagram. Un auténtico negocio que muestra la cara amable de estos tiempos tan difíciles que toca vivir.

La historia de Baldomera y su dueño se remonta al confinamiento por la pandemia del coronavirus. Cuando algunas comunidades pasaron a la fase 1 de la desescalada, Ismael Fernández tuvo su propio reencuentro lleno de emoción y lágrimas, pero fue con su burra. Este joven se trasladó de Málaga capital a su pueblo natal, El Borge, a 30 kilómetros de distancia, para ver al animal.

La burrita tiene tazas propias, pronto camisetas y cuenta en Instagram

A causa de la cuarentena, tiempo en el que su hermano era el que la había estado cuidando, y de que se contagió de coronavirus, Ismael llevaba dos meses sin ver a su burra de cinco años. Según contó, él pensaba que quizá no lo reconocería, pero estaba muy equivocado.

Como se pudo ver en el vídeo viral, al llamarla, el animal subió el monte para acercarse a él y pedirle caricias. "¿Dónde está mi burrilla? ¿Qué pasa? ¿Dónde has estado metida? Más bien, ¿dónde he estado yo?", comenzó a preguntarle mientras la tocaba. Entonces, Isamel empezó a emocionarse y siguió regalándole los oídos mientras lloraba.

Después, como conmovida también ante tal inesperado reencuentro tras dos meses, Baldomera comenzó a rebuznar. "Yo también te he echado de menos, ¿eh?", le dijo feliz su dueño.

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