La restauradora del museo del Hermitage estaba trabajando en un vestido de la duquesa Ksenia Aleksándrovna, hermana del zar Nicolás II, cuando un elemento rosado y de forma irregular cayó en su mano. Sorprendida, descubrió que se trataba de un bombón que llevaba 118 años escondido.

La encargada de mantenimiento trabajaba en la colección de vestidos de la fiesta de disfraces que organizó la Gran Duquesa Xenia Alexandrovna en 1903. En uno de ellos descubrió el extraño objeto y lo primero que hizo fue probarlo.

"Estaba dulce", declaró. Lo que les llevó a darse cuenta que, muy probablemente, se trataba de una confitura que la aristócrata habría mordido y luego escondido en una de las mangas de sus ropajes.

El museo ruso ha compartido un vídeo explicando el descubrimiento y aclarando que custodiarán el curioso hallazgo para exponerlo como parte de los postres y dulces que disfrutaban las élites rusas en las pomposas fiestas que organizaban antes de la revolución de 1917.

Tras el levantamiento popular, la golosa propietaria del vestido, la duquesa Ksenia Aleksándrovna, tuvo que exiliarse ante la persecución de la familia real, y se refugió en Dinamarca y Londres, donde vivió hasta su muerte.