OPINIÓN

Abrir TikTok, que se te vaya la vida entre las manos, cerrar TikTok

Consigue la máxima seguridad en tu cuenta de TikTok con estos consejos.
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La vida según GusLa vida según GusLa vida según GusLa vida según Gus

Antes de nada y para quien no me conozca, hola, soy Gus Hernández y durante 10 años perpetré los blogs Reality Blog Show y El ojo de Gran Hermano, que hablaban de la obra filosófica de Kierkegaard. Ahora, me he pasado a temas variados, que usted, amable lector o lectora, podrá seguir en esta columna. Les cuento: 

Soy un tipo ya talludito, o sea, de tallo grande o con muchos tallos. ¿Eh? Ah, perdón, no, es la cuarta acepción: Que está dejando de ser joven. Es por eso, en cualquier caso, por lo que todo lo que me ate a lo juvenil me apasiona sobremanera.

Allá donde vayan los seres de corta edad, voy yo. Si los lemmings fueran centennials me tiraba con ellos por el primer acantilado que pilláramos mientras les gritaba "¡Me rentaaaaaaaaaa!".

Así que me hice TikTok. Que no es puramente una red social de jovenzuelos y jovenzuelas, pero es donde la mayoría de ellos aprenden de la vida, filosofía, empatía, ciencia, relaciones, historia… y todo con la seguridad de que quien lo hace es muy posiblemente un influencer que ha buscado en Wikipedia o Google y lo ha resumido y deformado tanto para meterlo en un minuto y hacerlo tan impactante que oyes la historia del Patito Feo y parece un capítulo de Marvel.

Pero no me voy a meter con los contenidos de TikTok, porque hay mucho ingenio ahí (y divulgación buena, pero eso no existe en el 'para tí'). De lo que vengo a hablarle, amado lector o lectora que aún no tiene TikTok, es de que es una aplicación del diablo que te quita la vida más rápido que fumar Ducados mojados en arsénico.

Abres TikTok y cuando te quieres dar cuenta se te han pasado cuatro horas que no sabes a dónde han ido. Es más rentable a efectos de aprovechamiento caer en coma que abrir TikTok. Al menos cuando estás en coma dicen que puedes oír lo que tus familiares te dicen.

TikTok está concebido para que tu nivel de atención no baje nunca. Nunca. Los vídeos son muy cortos y van muy al grano. Están llenos de impactos visuales y son tan entendibles y tan fáciles que se los pones a un neandertal drogado y pensaría que son para niños.

Cuando eres usuario de TikTok desarrollas la paciencia, eso sí. Si un vídeo lleva tres segundos y no te ha enganchado, le das a pasar al siguiente y listo. Si Osiris juzgara así el alma de los condenados se le acababan las almas a los diez minutos y hala, a mirar para el sol. Bueno, a mirar para Ra. No es red social para pelmazos. En TikTok no hay reposo. Ahí no se descansa en paz.

Se te va la vida en TikTok. Esa red social tiene el mejor algoritmo de todas. Te aprende mejor que tu madre tomando apuntes desde que naces hasta que te mueres. Sabe lo que te gusta y te lo da. Y encima, variadito, no sea que te aburras de lo que te gusta. Y encima te va metiendo cosas nuevas, para que les vayas cogiendo el gusto. Hay camellos con pastillas experimentales que tienen más cuidado que TikTok a la hora de engancharte a cosas nuevas.

Se pasan las horas. En serio. Horas. Así, sin darte cuenta. Naces, creces, te haces TikTok y te mueres. Con un poco de suerte el sepulturero hace un vídeo para TikTok explicando qué silicona usan para sellar tu nicho. Y te enganchas a los vídeos de silicona en la otra vida.

Pero esa cualidad de TikTok, que no te muestra vídeos, te abre un agujero de gusano al futuro, tiene sus ventajas. Nunca te aburres y los tiempos de espera no existen. Si compras una casa sobre plano y a continuación abres TikTok, lo siguiente que sabes que estás ya viviendo en ella y con tres hijos correteando por el salón. Hijos que probablemente no sean tuyos, porque estabas ocupado para copular, pero eh, los niños son alegría.

Si me condenaran a la silla eléctrica mi última voluntad sería ir con el móvil en la mano y TikTok abierto. Ni te enteras del calambrazo. Se te va la vida en TikTok, literalmente.

Otra ventaja es que estás al día de lo que los jóvenes ven, de qué les gusta, de a qué creadores de contenido siguen y sus correspondientes vidas falseadas. Y cuando de repente les contestas y les comentas algo al hilo de eso, puedes disfrutar de su cara de incredulidad viendo que un boomer les está hablando de tú a tú.

En resumen… Sí, me hice TikTok para aferrarme a la juventud y me estoy haciendo viejo más rápido mientras lo miro.

NOTA FINAL: Gracias a Encarna Samitier, directora de 20minutos, a Jesús Morales, director adjunto y a Melisa Tuya, Redactora jefe, por tener el valor de dejarme iniciar esta columna. Hubo gente que desembarcó el Día D en Normandía con menos valor que ellos. 

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