Las fábricas de 'streaming', la otra cara del universo 'influencer' en China: "Es como una distopía"

Desde hace prácticamente una década, son muchos los influencers que reivindican que su labor, pese al rechazo que pueda generar, debe ser considerada un trabajo más. De hecho, la facilidad con la que se ofrecen contenidos en Internet ha hecho que el número de creadores aumente como la espuma, y una muestra de ello es su modus operandi en China.

Cientos de influencers -en su mayoría mujeres que rondan la veintena- ven la oportunidad de ofrecer vídeos en streaming en espacios destinados exclusivamente para ello: en redes sociales las llaman las fábricas del streaming, y son lugares habilitados para crear contenido en Internet.

No están normalizados en Occidente, motivo por el que han causado bastante revuelo en plataformas como Twitter, donde, desde hace unos días, circulan grabaciones en las que se comprueba cómo decenas de mujeres se graban con teléfonos móviles.

Todas ellas tienen un despliegue de medios a su alcance, como trípodes, aros de luz o micrófonos. Hay quienes aseguran que estas fábricas aportan material a las jóvenes que quieren ganarse la vida con Internet, y que esta forma de trabajar en masa está normalizada en China. 

"Es como una distopía", "parece una cárcel", "están en una granja" o "han industrializado la individualidad" son algunos de los comentarios que se leen por parte de los usuarios de plataformas como Twitter o Reddit.

Estos vídeos han empezado a causar impacto unas semanas después de que el Gobierno chino anunciara que iba a obligar a los influencers chinos a demostrar que están debidamente cualificados para poder hablar de temas divulgativos durante sus conexiones de streaming.

Para ello, el Gobierno publicó un código de conducta para estas nuevas estrellas de las redes con 18 puntos y 31 conductas específicamente prohibidas, entre ellas, apostar por la "ostentación" o poner en duda "el liderazgo del Partido Comunista".