El nombre de Borja Escalona es el último tallado en el muro de la desgracia de los youtubers. Seguramente no sin razón, pues Escalona vio cómo su canal en la red de vídeos era cancelado después de amedrentar a una camarera para no pagar por una empanadilla que se había comido y que pretendía conseguir gratis.
Muchos son los youtubers o los conocidos como 'creadores de contenido' en plataformas similares como Twich, TikTok o Instagram que se caracterizan por tener un tono combativo, polémico, un carácter que puede ser una vía rápida para la popularidad, que en esas plataformas lleva a aumentar los seguidores y en consecuencia, a ganar más dinero.
Pero cuando se juega al límite a veces se pisa la línea o se traspasa de largo. Es lo que le pasó a Escalona (que saltaba a un lado y otro de ese límite constantemente) y lo que le pasó a otros influencers. Hacemos un repaso por los casos más sonados.
Uno de los primeros grandes escándalos fue el que protagonizó el estadounidense Logan Paul. Tenía 15 millones de seguidores en YouTube cuando en 2017 viajó al llamado Bosque de los Suicidios de Japón junto a unos amigos.
Allí se encontraron con un hombre que se había quitado la vida colgándose se un árbol y lejos de mostrar respeto, siguieron grabando en un tono jocoso. La polémica llevó a la retirada del vídeo y las críticas, a la pérdida de contratos con varias marcas y a la huída de suscriptores. Muchos meses después el joven regresó a su actividad en redes.
No menos sonado, aunque más local, fue el caso del youtuber conocido como Mr. Granbomba, aunque pasó a la historia de internet como el 'caranchoa'. Álvaro Soler, que así se llama, hacía bromas callejeras y en una de ellas preguntaba a viandantes por una dirección mientras colaba la palabra "caranchoa".
Enfadado por el insulto, un repartidor al que le preguntó acabó por darle una bofetada. El público se puso de parte del repartidor y la presión llevó al youtuber a vender sus redes sociales y apartarse de la vida pública.
El youtuber Kanghua Ren, alias ReSet llegó a ir a juicio y fue condenado por un vídeo que publicó en su canal, con más de 1,1 millones de suscriptores. Al joven le pareció gracioso dar de comer unas galletas Oreo manipuladas y rellenas de dentífrico a una persona sin hogar que encontró en la calle.
En 2019 un juez de Barcelona le condenó por un delito contra la integridad moral a quince meses de cárcel y a indemnizar al hombre objeto de la broma con 20.000 euros por los daños morales causados. Además, se le prohibió usar YouTube durante cinco años. Kanghua Ren no mostró ningún arrepentimiento, lejos de eso, consideró que la culpa de todo era del juez, un "señor serio" que no entendía sus vídeos y de "la prensa", por hablar del caso.
Uno de los más grandes youtubers de todos los tiempos es Felix Kjellberg, un sueco de 29 años al que se le conoce como PewDiePie. Tenía 62 millones de suscriptores cuando se le ocurrió publicar imágenes en las que aparecía haciendo el saludo nazi y con dos chicos indios (a los que había contratado para tal fin) mostrando un cartel que ponía "muerte a los judíos".
Para él era una broma, para el resto del mundo, de mal gusto. Perdió contratos y patrocinadores, incluido Disney y cayó en picado en la red social, donde ahora continúa su actividad con otro tipo de contenidos.
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