En la rica historia del idioma español, los dígrafos LL y CH desempeñaron un papel destacado como elementos distintivos de su escritura. Durante mucho tiempo, se consideraron letras independientes y se incluían en el abecedario español. El dígrafo "LL" representaba el sonido de la "elle" en palabras como "lluvia" o “amarillo”, mientras que el dígrafo "CH" representaba el sonido del fonema "ch" en palabras como "chocolate" u “horchata”.
Sin embargo, con el transcurso del tiempo, el español ha experimentado cambios lingüísticos que afectaron la pronunciación de estos dígrafos, los cuales fueron puestos a revisión durante el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, en 1994, donde se determinó que a partir de entonces "CH" y “LL” no debían ser consideradas como letras sino como dígrafos (o grupos de dos letras que representan un solo fonema).
Por tal motivo, ambos fueron retirados del abecedario y se consideró una combinación de las letras "C" y "H" y de dos “L”, respectivamente, y en el alfabeto español ya no hay ningún dígrafo que forme parte de éste: ch, ll, qu, gu, rr.
A pesar de la exclusión de los dígrafos del alfabeto español siguen utilizándose para representar sus respectivos sonidos y numerosas son las personas que siguen convencidas de que la CC y la LL siguen formando parte del abecedario.
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