En un mundo compuesto por más de 190 países y una extensión terrestre de aproximadamente 148 millones de kilómetros cuadrados, resulta increíble que solo un país tenga una ubicación tan peculiar como para abarcar los dos hemisferios. Pero este es el caso de la República de Kiribati, un pequeño estado insular en el océano Pacífico.
Kiribati, anteriormente conocido como Islas Gilbert, se encuentra a unos 3.300 kilómetros al noreste de Australia. El archipiélago, compuesto por 33 atolones y la isla volcánica de Banaba, se extiende a lo largo de más de tres millones de kilómetros cuadrados. Su territorio fragmentado, distribuido en una zona tan amplia, presenta una gran diversidad de paisajes y ecosistemas.
La historia de Kiribati
A pesar de su remota ubicación y su pequeña población de alrededor de 120.000 habitantes, Kiribati posee una larga historia que se remonta a hace más de 3.000 años. Sus habitantes, descendientes de los pueblos austronesios, han desarrollado una forma de vida adaptada a las islas. La pesca, la agricultura y la artesanía son las actividades económicas más importantes en el archipiélago.
Un país frente al cambio climático
Lamentablemente, Kiribati se enfrenta a uno de los mayores desafíos del siglo XXI: el cambio climático. Además de que el aumento del nivel del mar amenaza con inundar las islas bajas del archipiélago, el aumento de la temperatura global está causando violentos ciclones y épocas prolongadas de sequía que ponen en riesgo la supervivencia de su población. La comunidad internacional ha tomado conciencia de la grave situación de Kiribati y se han iniciado esfuerzos para apoyar al país en su lucha contra los efectos del cambio climático.
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