El 20 de enero el edificio parroquial de la Iglesia de la Virgen de la Paloma fue golpeado por una potente explosión que derribó una parte de la fachada y llenó la calle de escombros.
Jorge ParisEl sacerdote Rubén Pérez Alaya y el catequista David Santos se encontraban en el interior del edificio y la explosión acabó con su vida. Dos viandantes, Javier Gandía y Stefko Ivanov murieron a consecuencia del desprendimiento de escombros.
Jorge ParisEl edificio se utilizaba para distintas actividades de la parroquia y tenía una oficina de Cáritas, además de las viviendas de los sacerdotes en los dos últimos pisos. En la imagen, los objetos personales del padre Pérez Alaya siguen almacenadas en un salón a la espera de ser recogidos por los familiares.
Jorge ParisAunque inicialmente se atribuyó la explosión a una caldera, un informe de la policía científica determinó dos semanas después que la fuga de gas se produjo fuera del edificio, en la válvula de acometida cuyo mantenimiento es responsabilidad de la empresa suministradora de gas: Naturgy.
Jorge ParisCasi cinco meses después, la Justicia ha archivado el caso en dos ocasiones, primero mediante un auto de sobreseimiento el 22 de febrero y, después, desestimando el recurso de las familias de tres de las víctimas el 27 de mayo. La jueza consideró la explosión fruto de un “accidente fortuito”.
Jorge ParisEl párroco de la congregación se muestra dispuesto a liderar una batalla legal por esclarecer la verdad de lo que pasó, aunque el proceso judicial pueda extenderse durante años: "Es una cuestión de conciencia, estoy haciendo esto por los demás"
Jorge ParisSe han realizado pruebas de daños estructurales que dilucidarán si hay que demoler alguna planta, el edificio entero o si se puede aprovechar la estructura. Según los cálculos de la parroquia, en un año podrán empezar a reconstruir y en dos años y medio o tres, el edificio podrá estar de nuevo en funcionamiento.
Jorge ParisLa explosión se produjo días después de la borrasca Filomena, que cubrió la ciudad de nieve y hielo que pudo haber influido en que la válvula sufriera una fuga. La mañana del accidente, el padre Gabriel la dedicó a quitar nieve del patio con una pala y, cuando volvió a su vivienda, olió por primera vez a gas.
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