Lorena García, peluquera canina de 28 años, se dedicaba a cuidar perros cuando se independizó, el trabajo de ensueño de una amante de los animales como ella. Sin embargo, cada vez que los perros volvían a casa, García se sentía un poco sola y le daba tanta pena que decidió buscar una compañía permanente en su vida. Así es como Hachiko llegó a su vida.
CEDIDALa adaptación de Hachiko al hogar fue complicada ya que era un perro miedoso y desconfiado, con tendencia a escaparse. "Tuve que trabajar mucho con él esos problemas", explica García. "A día de hoy, sigue siendo desconfiado con las personas, pero es un perro muy bueno y sociable que se lleva bien con todo tipo de animales".
CEDIDAUn tiempo después y, aún con miedo a cómo reaccionaria Hachiko, Lorena decidió darle una oportunidad a Sparky, un galgo cuya historia había seguido en redes sociales. "Fue atropellado y cedido, aún herido, a una protectora por un cazador al que ya no servía", cuenta la peluquera canina. "Tuvieron que amputarle una pata y, al verlo, pensé que nadie le daría una oportunidad, así que yo lo hice".
CEDIDALos miedos de Lorena se disiparon en cuanto Sparky llegó a casa, donde la adaptación del nuevo miembro a la familia fue muy buena. Hachiko se llevó muy bien con su nuevo compañero desde el principio y, por su parte, Sparky, aunque también miedoso, se adaptó a su nuevo hogar, incluidos los tres pisos de escaleras que tenía que subir y bajar con cada paseo.
CEDIDAUnos pocos meses después de adoptar a Sparky, Lorena y la que por entonces era su pareja, decidieron acoger a Truli, una perrita a la que una protectora estaba buscando un hogar. Tras un tiempo en su casa, la pareja decidió adoptarla, ya que le daba mucha pena separarse de ella. "Cuando la dejamos de nuevo en la protectora tras un mes, sentí que la estaba abandonando, así que volvimos para adoptarla", relata. Ahora Truli vive con su expareja, tras haberse separado.
CEDIDAAdemás de los perros, Lorena vive también con dos gatas. Kika vivía en su parcela y fue aborrecida por su madre (junto a otros hermanos que tuvieron que reubicar), mientras que a Gwen la encontró cuando buscaba una compañera para Kika, en la casa de una mujer que los regalaba. Ahora convive con sus tres mascotas que, por mucho que se diga de la relación entre perros y gatos, se llevan genial.
CEDIDADártirus Andrés, cervecero artesanal de 28 años, también decidió adoptar a su compañero de cuatro patas, Sirius, cuando se independizó. Esperó lo suficiente para asegurarse de que su economía y estilo de vida le permitía hacerse cargo de un perro y, llegado el momento, se acercó a la protectora más cercana para conocer a los peludos que buscaban hogar.
CEDIDAAunque fue Dártirus el que iba al refugio a escoger un perro, se podría decir que, al final, fue Sirius el que le escogió. "Antes de que pudiera meter la mano en el chenil en el que se encontraba para acariciarlo, vino corriendo hacia mí y me puso la pata en el hombro", recuerda Andrés con felicidad. "Pasé por todos los trámites necesarios para formalizar la adopción y me llevé a Sirius a casa".
VERO CORTÉS MURILLO / CEDIDALa adaptación de Sirius fue muy natural, según cuenta Dártirus, aunque sí que ha tenido que trabajar algunos aspectos con él. "Al haber sido callejero, los primeros meses iba mucho a los contenedores y a veces hasta tuve que sacarle de la boca cosas que se intentaba comer", relata el dueño. "También era un perro muy asustadizo de ruidos y golpes fuertes, aunque ahora simplemente le molestan, ya no tiembla como lo hacía al principio".
CEDIDAA día de hoy, Sirius y Dártirus llevan una vida feliz. "Sigo con el mismo método de convivir con él y aprender mutuamente con el que empecé, por lo que nuestra relación es algo muy natural", afirma Andrés. "La vida con él es tranquila y buena, ya estamos acostumbrados el uno al otro, hay mucho equilibrio en nuestra convivencia y, por mi parte, intento que sea lo más feliz posible, es como un hermano pequeño para mí".
CEDIDAOtro ejemplo de final feliz es Charlie, un perro mestizo que Mariló Eléxpuru, ayudante de cocina de 55 años, decidió quedarse al ver cómo una de sus antiguas compañeras de trabajo quería llevar a la perrera al no poder hacerse cargo de él. "No podía permitir aquello así que, tras hablarlo con mi familia (mis tres hijos, Mónica, David y Fabiola), decidí traerlo a casa", cuenta.
CEDIDAComo la adopción de Charlie no le dio ningún problema a la familia de Mariló, un tiempo después decidieron que el perro sería más feliz si tenía un compañero de cuatro patas. "Cuando vi la foto de Nana en las redes sociales de una protectora supe que era la compañera que Charlie necesitaba", explica. "Ambos se llevaron genial desde el primer momento".
CEDIDAUn año más tarde de la adopción de Nana, Mariló vio, de nuevo por redes sociales, que una mujer pedía ayuda para que alguien se hiciera cargo de una gata recién nacida que se habían encontrado junto a sus cuatro hermanos muertos. "Hubo que darle el biberón y, increíblemente, Nana se hizo cargo de todo lo demás, de lavarla y de estimular sus genitales para que hiciera sus necesidades, se implicó toda la familia, humana y perruna", cuenta.
CEDIDATras la experiencia tan bonita que tuvo la familia con Shira, un año después decidieron que ella, al igual que Charlie y Nana, necesitaba un compañero felino. Así fue como Balú llegó a casa, aunque su adaptación fue la más angustiosa para Mariló, ya que supuso que Shira enfermase. "No sabemos por qué fue, porque desde el primer momento ambos gatos se llevaron genial, pero dejó de comer y beber, perdió las ganas de todo ", recuerda la ayudante de cocina. "Tras las pruebas veterinarias, no la encontraron nada y, unos días más tarde, volvió a probar bocado. Fue un alivio". Ahora, esta numerosa familia vive feliz y tranquila, disfrutando de las ventajas de ser tan variada en cuanto a especies se refiere.
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