"En la naturaleza viven en bancos y su comportamiento tanto entre congéneres como con otros peces es, en general, pacífico, por lo que es ideal para un acuario comunitario con habitantes de similares requerimientos", expresa el experto. "No obstante, es conveniente que la proporción de sexos se vigile y se mantenga un mayor número de hembras que de machos, puesto que estos últimos pueden llegar a ser muy insistentes con sus atenciones hacia las hembras, quienes podrían estresarse y dejar de alimentarse adecuadamente".
Como en la naturaleza se les puede encontrar en las desembocaduras de los ríos, los parámetros de agua ideales para esta especie de peces, según Zamora, exigen una dureza y un pH algo superior a otros habitantes habituales del acuario. "Tendremos que procurarles un pH entre 7.5 y 8.2 y un GH entorno al 20. Además, se puede añadir algo de sal (gruesa) para favorecer sus condiciones", recomienda. "Estos parámetros limitan los compañeros de acuario que podemos incluir, deberíamos optar por otras especies del grupo como los Xiphos, Platys o Guppys.
"Toleran un amplio rango de temperatura, entre los 18ºC a los 28ºC, no obstante, es preferible mantenerlos con un termocalentador para evitar las fluctuaciones de temperatura que podrían debilitarles", agrega Zamora. "En cuanto al tamaño del acuario, hay que calcular que son animales que alcanzan los seis centímetros y que crían con facilidad, por lo que no debemos elegir urnas pequeñas, como mínimo debemos disponer de 80 a 100 litros de acuario decorado con fondo arenoso y plantas que toleren la salinidad (como la Sagitaria, la Vallisneria, o el Crinum), sin incluir madera".
En cuanto a su alimentación, Zamora explica que la base de su dieta son "las algas filamentosas que raspan de las rocas en la naturaleza". Por ello, debemos asegurarnos de que el alimento que les proporcionemos contenga productos de origen vegetal o incluso optar por algún pienso para herbívoros (o incluso piensos específicos para este tipo de peces). "Se puede complementar con alimentos de origen animal como los alimentos congelados y hay quien les ofrece hojas frescas como la espinaca o algas desecadas", añade.
Según Zamora, los dos principales problemas que tiene el aficionado con esta especie radican en la superpoblación, debido a su facilidad de cría, y los parámetros de agua inadecuados, debido al desconocimiento de los mismos. "Al ser un animal fácil de criar, es frecuente que el acuario acabe sobrepasado en su capacidad y eso haga que la calidad del agua se vea afectada", expresa. "Es importante tener claro que cuando se adquiere una especie que cría espontáneamente con tanta facilidad, debemos ser capaces de dar salida a los alevines o, de lo contrario, optar por no incluir ambos sexos en el acuario".
PIXABAY"Por otra parte, muchos aficionados no atienden a las condiciones de pH y GH de su acuario antes de incluirlos, por lo que se encuentran con combinaciones de peces de necesidades muy diferentes por lo que es difícil satisfacer todas las demandas", añade el experto en acuariofilia. "La inclusión de sales minerales y sal gruesa en el acuario para estos animales es un seguro de salud que merece la pena tener en cuenta, ya que de lo contrario pueden aparecer patologías como las afecciones bacterianas en forma de parches blanquecinos en la piel, conjuntivitis e incluso casos de punto blanco".
Por último, Zamora cuenta que los peces Molly, al tratarse de una especie con tantas generaciones de cría selectiva, se pueden encontrar en el mercado en "multitud de variedades de todos los colores posibles", además de poder poseer "aletas caudales con forma de lira, luna o bandera", e incluso "cuerpos más cortos en las variedades balón". "Incluso podemos ver la combinación de todos estos factores a la vez: Molly balón dálmata con cola de Lyram, por ejemplo", concluye.