Laika era una perra sin raza de unos tres años que se encontró por las calles de Moscú en 1957. Seleccionada para el experimento debido a su tamaño y temperamento, tras superar un duro entrenamiento durante meses fue lanzada en el Sputnik 2 el tres de noviembre del mismo año, donde lamentablemente fallecería pocas horas después del lanzamiento a causa del estrés, el calor y la falta de oxígeno.
Robert Lewis. Wikimedia Commons. CC BY-SA 4.0.Rufo fue un perro sin raza que apareció en el parque que ocupa el corazón de la capital asturiana en 1988. Nadie supo de dónde procedía, pero por su marcada personalidad se ganó a todos los vecinos, que cuidaron de él. Hubo intentos de adoptarle e introducirle en hogares, pero Rufo se las apañaba para regresar a las calles de Oviedo y ser el protagonista de todos los eventos. En 1997, falleció por un fallo renal, bajo los atentos cuidados de un albergue de la ciudad, donde lo mantenían cuando se hizo mayor. En el año 2015, Oviedo quiso conmemorar a su vecino canino más ilustre con una estatua y una placa que actualmente recibe numerosas visitas y caricias, como puede apreciarse en la pátina del hocico.
Sergio Alonso. CC BY-NC-SA 2.0Tarzán, a quien ya dedicamos un artículo que puede leerse aquí, fue un perro sin raza que vivió toda su vida en el término municipal de Alpe, hace más de 60 años. De él sabemos que fue abandonado en una caja en la localidad, y que los vecinos se volcaron en cuidar del animal, que adquirió el hábito de acompañar cada boda y cada funeral celebrados en la basílica de Nuestra Señora del Socorro. Fue tal el cariño que le tenían, que de hecho dormía en el interior de la iglesia, siendo el único perro al que permitían su acceso con total libertad. Se desconoce cómo murió, pero dejó una huella tan profunda en la localidad que además de la escultura, cuenta con su propio documental y un parque bautizado en su honor.
YOUTUBEPaco fue un célebre can sin raza que se codeaba con toda suerte de personalidades en el Madrid de finales del siglo diecinueve. Conocía al dedillo las rutas de diferentes establecimientos hosteleros donde contaba con amigos y cómplices humanos que le daban de comer. Fue tal la simpatía que derrochaba que se granjeó la protección de personajes como Valle-Inclán, Pérez Galdós o el Marqués de Bogaraya. Le permitían el acceso al Teatro Apolo y era un habitual en la plaza de las corridas de toros, donde encontró su muerte en 1882. Gracias al impulso desde la Asociación de Comerciantes Nuevo Rastro, Paco tiene ya su propia escultura conmemorativa cerca del Paseo del Prado, en Huertas, para que Madrid no olvide que también tuvo un sobresaliente castizo de cuatro patas.
TAXIDERMIDADESEra 1990 cuando el titular de Canelo ingresó en el Hospital Universitario Puerta del Mar, y al que por su enfermedad crónica acudía diariamente, mientras Canelo le esperaba, echándose una siesta, en la puerta. Pero en esta ocasión, su cuidador nunca volvió a cruzar las puertas de salida, y Canelo se mantuvo 12 larguísimos años viviendo junto a las puertas del hospital. El personal sanitario se volcó en cuidarle, así como la ciudad prácticamente en su totalidad, y no le faltaba atención veterinaria y controles de salud desde un albergue de animales que le evaluaba periódicamente. La vida de Canelo tuvo un final injusto y abrupto, cuando un vehículo le atropelló en 2002 mientras cruzaba un paso de cebra.
Cedida.Hace poco os contábamos que se ha reconstruido el genoma de Balto, uno de los perros participantes de la Carrera de la Misericordia de Alaska en 1925. El recuerdo y el cariño hacia Balto nacen de que era el perro líder del trineo que atravesó las fronteras de Nome para entregar la preciada antitoxina que salvaría la vida a cientos de personas. Unas gotas de perros de Alaska, otras de mastín tibetano, algunas de perros de Groenlandia y hasta de perros de Vietnam, mezclar y agitar. Balto era un "mil razas" que hizo historia y nos recuerda que el pedigrí se lleva por dentro.