El valor del inmigrante

filas para post

Siempre he pensado que el inmigrante es el mejor negocio para todos, menos para ellos mismos. Y lo comprobé el día que tuve que hacer esa famosa fila de 5 horas, la que haces en la Brigada de Extranjería de Aluche, en Madrid, para que te documenten. Solo mientras caminas desde el metro hasta las oficinas ya te han entregado varias hojas volantes. A mí me ofrecieron vuelos baratos, el famoso anuncio de “compra en España y los tuyos lo reciben en Ecuador y Perú”, contactos de abogados mágicos que lo resuelven todo y que hasta te dan un teléfono de emergencia (un número de móvil), y préstamos de hasta 30 mil euros en 24 horas.

Nos quieren vender algo a toda hora y el acoso es brutal. En la misma fila hay personas que te van tentando con préstamos y viajes. Te piden tus datos, te regalan bolígrafos, tarjetas telefónicas, calendarios… A algunas personas las convencen fácilmente, y yo creo que se aprovechan de que todos estamos con la cabeza en otra cosa, pensando en el trámite que vamos a hacer cuando por fin entremos a las oficinas de extranjería.

Todo esto ocurre fuera de la Brigada de Extranjería, mientras hacemos la larga fila. Nos ofrecen café, con y sin leche, empanadas, colas, Acuarius y agua. También hay una mujer que tiene el monopolio de los tabacos, chicles y caramelos. Y nos vemos en la necesidad de consumir para atenuar la espera.

La oferta es amplia e incluye también la venta de lugares en la fila. Se venden temprano, antes de que lleguen los trabajadores de la oficinas. Cuestan entre 30 y 40 euros y son los mismos inmigrantes los que negocian con esto. Ellos han pasado la noche a la intemperie para cuidar el puesto y por la mañana lo venden, recogen su colchoneta y se marchan. Otra vez les digo: ¿no les parece que somos el mejor negocio para muchos?

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