Consumo

Lo que cuesta realmente la "reduflación" a tu bolsillo: pagar lo mismo por menos cantidad

Con la reduflación, llenar el carro de la compra con los mismos productos te costará más.
OCU

Subir los precios de sus productos es la decisión que habitualmente suelen adoptar las empresas cuando sus costes de producción se ven incrementados en periodos de alta la inflación, como está ocurriendo en la actualidad como consecuencia de la crisis energética. 

Sin embargo, hay una estrategia que suelen usar en ocasiones las compañías que consiste en lo contrario: reducir la cantidad de productos o el tamaño del envase normalmente manteniendo el mismo precio, aunque hay casos en los que incluso aumenta el coste. Esa práctica, que es legal siempre que se informe en el envase el volumen correcto de producto que se pone a la venta, se conoce como reduflación

Su víctima principal es la economía doméstica porque afecta sobre todo a productos de consumo muy frecuente, como los alimentos envasados, y tiene un gran impacto en las finanzas familiares y personales. "La reduflación es el extraño caso del producto menguante", ha considerado la economista estadounidense Pippa Malmgren, a la que se le atribuye el término. Por lo general, la reduflación implica una rebaja de entre el 5% y el 10% del volumen total de producto.

Un recientes estudio de FACUA-Consumidores en Acción se ha comparado la evolución de más de 500 precios en nueve cadenas de supermercados y se ha detectado reduflación en doce productos. De ese análisis se desprende que esta práctica puede llegar a encarecer algunos productos hasta casi un 79% y como mínimo un 10%. En esa horquilla, hay desde artículos frescos hasta productos de higiene personal, limpieza o básicos de alimentación. 

Es el caso de la mayonesa Calvé, que en los Supermercados Mas es hasta un 78,9% más cara que hace un año, siendo el tarro ahora más pequeño, con lo que contiene menos cantidad. Según Facua, esta marca se vendía en enero de 2022 en esta cadena en formato de 225 mililitros, a un precio de 0,99 euros y en 2023 se ha reducido ligeramente el tamaño del tarro hasta los 210, mientras que el precio ahora es de 1,70 euros.

En el otro extremo, encontramos en la cadena Eroski el gel Sanex, que en enero del año pasado tenía formato de 600 mililitros y un año después ha bajado a 550. Aún teniendo menos cantidad, el precio del producto ha pasado de 3,29 euros en 2022 a 3,65 euros en 2023, lo que supone un 10,9% más.

Pan casi un 34% más caro con 40 gramos menos

Otro de los productos donde se ha detectado reduflación es en las patatas Ruffles sabor jamón en Carrefour. Este producto contenía 295 gramos en enero de 2022, a un precio de 2,89 euros, y un año después ha subido hasta los 3,79 euros, reduciéndose el formato a 275. De esta forma, además de perder cantidad de producto también se ha elevado el precio del envase un 31,1%.

Facua ha detectado igualmente reduflación en un producto reclamo como es el pan. En concreto, en Aldi, la barra gourmet con aceite de oliva costaba el año pasado 0,89 euros y pesaba 300 gramos, pero actualmente pesa 260 gramos y cuesta 1,19 euros, un 33,7% más. Algo similar ha sucedido con la hogaza de pueblo, que ha pasado en un año de 600 a 500 gramos, mientras que el precio ha aumentado de 1,99 a 2,19 euros, lo que supone un incremento del 10%.

La asociación también ha constatado que esta situación se está produciendo en productos frescos, como en la bandeja de costillas de cerdo de Lidl, que ha pasado de 560 gramos en 2022 a 550 en 2023 y ha aumentado de precio casi un 25% (de 3,15 a 3,93 euros); o las alitas de pollo han aumentado de precio un 10,4% en un año (de 2,49 a 2,75 euros), aunque la bandeja ha pasado de 550 a 500 gramos. 

Una práctica menos perceptible

Diversas publicaciones sobre la materia han coincido en que esta práctica nace como alternativa de la empresas a los aumentos de precio, que son percibidos generalmente por los consumidores de forma negativa. En cambio, reducir la cantidad de producto o el envase sin alterar el precio resultan menos perceptibles a simple vista. 

Sin embargo, la teoría económica señala que cuando el consumidor es consciente de lo que está sucediendo y se siente engañado pierde la confianza en la marca y busca alternativas.

Como medida de protección básica, los expertos recomiendan consultar siempre la información disponible sobre el tamaño, peso o número de unidades de cada producto. A partir de ahí, con una sencilla regla de tres podemos determinar cuánto nos está costando realmente el producto y cuánto se ha encarecido para poder compararlo con sus competidores. 

Por ejemplo, si una bolsa con cinco piezas de pan cuesta un euro y ahora en el mismo envase vienen cuatro piezas, podemos dividir el precio entre el número de piezas para saber el coste por cada unidad. En el primer caso, el coste por unidad de pan sería de 20 céntimos, mientras que con la reduflación saldría a 25 céntimos, cinco más. 

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