Economía y finanzas

¿Cómo funciona una hipoteca con aval?

Hipoteca.
L.I.

Comprar una nueva vivienda es la finalidad de muchas personas en España, ya sea para independizarse o simplemente para comenzar a vivir en un determinado lugar. Sin embargo, el elevado precio de las casas y pisos en la actualidad, sumados a los requerimientos de los bancos para la concesión de préstamos, pueden hacer que resulte complicado el acceso a una hipoteca tradicional.

La alternativa pasa entonces por la hipoteca con aval, que proporciona a los compradores una opción factible para comprar una casa. En este caso, se trata de un préstamo hipotecario mediante el cual un tercero adquiere el compromiso de responder por la deuda si el prestatario no puede hacerlo. El avalista es habitualmente que sea un familiar cercano o un amigo.

En todo caso, hay que saber que una hipoteca con aval funciona de la misma forma que cualquier otra hipoteca, con la única diferencia de que se ofrece una garantía adicional a la entidad bancaria. Además, también posibilita el poder acceder a préstamos en mejores condiciones.

Contar con un aval en la hipoteca es muy útil, sobre todo en aquellos casos en los que no se posee un perfil demasiado bueno a la vista de los bancos, como puede ser la edad para pedir la hipoteca o no contar con un trabajo demasiado estable.

Ventajas y desventajas de las hipotecas con aval

Las hipotecas con aval tienen diferentes beneficios para quien recurre a ellas, comenzando por el hecho de que aumenta las posibilidades de obtener la aprobación de un préstamo, sobre todo si el que lo solicita no cumple con todos los requisitos de solvencia o tiene ingresos suficientes. El avalista, al ser una garantía adicional para la entidad, reduce el riesgo de que se llegue a producir un impago, y esto facilita que se pueda conceder el préstamo hipotecario.

Por otro lado, también permite conseguir mejores condiciones, es decir, tasas de interés más favorables, así como condiciones más flexibles si se compara con otras hipotecas alternativas. El motivo es que al haber quien avale al solicitante, el prestamista tiene una mayor seguridad, percibiendo un menor riesgo de impago.

Sin embargo, este tipo de hipotecas también tiene algunos inconvenientes o riesgos a considerar, que en este caso recaen principalmente sobre la persona que avala, que en este caso tendrá que entender las responsabilidades de ese papel.

El avalista se compromete a asumir la deuda en caso de que el prestatario principal no pueda hacerlo, lo que significa que, si el principal deja de pagar, el avalista tendrá que hacer frente al impago. Esto hará que tenga que pagar las cuotas mensuales de la hipoteca o llegar a perder el bien inmueble que dejó como garantía.

Además, responsabilizarse de un aval hipotecario puede tener un impacto sobre la capacidad crediticia del avalista, ya que su deuda potencial se considerará en cálculos de solvencia para futuras solicitudes.

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