Economía y finanzas

Peor que al inicio de la guerra

La confianza de los consumidores se hunde a niveles de marzo en España

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz.
Europa Press

La inflación desbocada en el 10,2% complica el panorama económico para España. Ya no es solo que las principales instituciones económicas hayan revisado a la baja sus previsiones de crecimiento, sino que los consumidores también avistan nubes negras en el medio plazo. La tasa de ahorro ha vuelto al terreno negativo, algo que no sucedía desde 2019 y la pérdida de poder adquisitivo es una realidad: los salarios no crecen al mismo ritmo que lo hacen los precios y con el mismo dinero, la cesta de la compra cada vez abulta menos. Ante esta situación, el indicador de confianza del consumidor para España que recoge la Comisión Europea ha vuelto a hundirse tras repuntar ligeramente en mayo hasta los -28,6 puntos, incluso por debajo del dato de marzo (-28,4), que recogía el primer impacto de la invasión rusa de Ucrania.

La percepción que los consumidores tienen de la economía tiene consecuencias para el consumo. De hecho, en el primer trimestre, cuando el producto interior bruto (PIB) apenas avanzó dos décimas, según la última corrección del Instituto Nacional de Estadística (INE), fue en parte por un menor crecimiento del consumo privado del que estaba previsto. Por ello, no es una buena noticia que las perspectivas económicas para los próximos doce meses sean peores en junio de lo que fueron en meses anteriores. En concreto, y según la encuesta de la Comisión Europea, la situación percibida de la economía para dentro de un año se hundió 10 puntos en junio (-35,7) frente a los -26,8 puntos de mayo. Este indicador entró en terreno negativo en noviembre del pasado año y aunque mejoró ligeramente en febrero, la guerra lo llevó todavía a una peor situación (-39,8).

El Gobierno ha aprobado varias medidas para contener los precios y aliviar el peso sobre el bolsillo de los ciudadanos. Las rebajas a los impuestos vinculados a la electricidad llevan en marcha más de un año. Ahora, además, está en vigor el tope al precio del gas para producir electricidad, se ha aprobado una revalorización de las pensiones no contributivas del 15% y un cheque de 200 euros para los más vulnerables. También está activo el descuento de 20 céntimos para los carburantes, pero los precios de la gasolina y el diésel no han dejado de subir y siguen impulsando el índice de precios al consumo (IPC).

Pero la encuesta de junio no muestra mejoras para los consumidores. De hecho, empeoran el dato sobre los ahorros, que baja en casi 10 puntos, de los -12,6 de mayo, a los -21,8 del mes de junio. También lo hace la valoración sobre si realizarán grandes compras en los próximos doce meses, que cae a los -27,6 puntos. Estas cifras alejan el escenario que pronostica el Gobierno en el Programa de Estabilidad. Moncloa afirma que "el consumo privado seguirá aportando cerca de la mitad del crecimiento, creciendo cerca del 4% en 2022". Pero la Comisión Europea no opina lo mismo, y reduce el avance del gasto de los hogares para este año al 0,8%, más de tres puntos por debajo de las expectativas del Ejecutivo.

Los sindicatos y la patronal no lograron un acuerdo para un pacto de rentas que contribuyera a equilibrar la pérdida de poder adquisitivo de los hogares y una reducción de los márgenes de las empresas que están, a su vez, asumiendo mayores costes de las materias primas. Este fracaso en el diálogo social ha llevado al Banco de España a reforzar la revisión de los convenios colectivos para controlar las subidas salariales que se producen y tratar de evitar una espiral inflacionista en la que las remuneraciones suban en la misma forma que los precios.

La incertidumbre sigue inundando las perspectivas económicas, tanto por la crisis energética que ha agravado la invasión de Ucrania, como por unos cuellos de botella en las cadenas de suministros que se están alargando más de lo previsto. Esto ha llevado a la vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, a reconocer que la inflación será más duradera de lo que se planteaba inicialmente. Prueba de ello es el índice de la inflación subyacente, que continúa al alza y marcó una tasa interanual del 5,5%, según el dato adelantado del mes de junio. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) ha cuantificado que más del 50% de los productos que contabiliza el INE para calcular la inflación subyacente han subido de precio más de un 3%.

Para combatir la inflación, el Banco Central Europeo finalizará su programa de compras este mes de julio y también prevé una subida de los tipos de interés. Esto llevará a un endurecimiento de las condiciones de financiación de empresas y hogares que junto a la inflación y la pérdida de confianza de los consumidores pronostica un crecimiento de la economía más moderado. De cara a 2023, cuando el Gobierno espera continuar con la reducción del déficit público, las arcas públicas tendrán que hacer frente a mayores costes en pensiones. Con todo, Moncloa confía en un crecimiento "fuerte" del PIB y en el aumento de la recaudación derivada de la buena marcha del empleo para hacer frente a los gastos que provoque la inflación. 

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