Economía y finanzas

Entrevista Berna León, Javier Carbonell y Javier Soria

"En España hay una desigualdad de segundas oportunidades, no existe la meritocracia"

(i)Berna León, Javier Carbonell y Javier Soria (d) en la redacción de La Información.
FERNANDO VILLAR

Berna León, Javier Carbonell y Javier Soria han dado forma al ensayo 'La desigualdad de la riqueza' (Lengua de Trapo y Círculo de Bellas Artes). Un libro en el que un total de 33 investigadores han recopilado el curso que imparten desde hace cuatro años en el Science Po de París, con el objetivo de analizar todas las aristas de esta problemática social bajo la premisa de que "la desigualdad es una decisión política", como imprime el economista francés Thomas Piketty en el prólogo. 

¿Cuál es la situación de la desigualdad en España?

Javier Soria. La desigualdad de riqueza, es mucho mayor que en el resto de Europa y es mayor que la concentración del ingreso. El 10% más rico acumula el 60% de la riqueza neta del país, entendida como activos una vez restadas las deudas. Ese grupo más rico tiene un valor medio de la riqueza de 1,16 millones de euros mientras que el 50% más pobre tan solo de 27.000 euros que son depósitos bancarios. Dentro de este tramo hay mucha heterogeneidad, a medida que te acercas a la media, la gente tiene más activos, principalmente inmobiliarios. En el caso de los ingresos, el 10% más rico tiene 105.000 euros frente a los 12.900 del 50% más pobre. 

¿Nos estamos acercando a EEUU?

Berna León. Hay fenómenos que veíamos allí y han llegado a España. El 1% más rico  pagaba más impuestos que el 1% más pobre y en 2020 ya sucedió aquí, lo que algunos autores llaman el triunfo de la injusticia. 

El ascensor social se ha roto, pero leyendo el libro tuve la sensación de que en las sucesivas crisis se ha generado una especie de bola de nieve que dificulta cada vez más estos saltos, ¿este proceso va a revertirse?

J.S. La evolución de la movilidad social se puede medir de muchas maneras, pero si miramos cuál es el porcentaje de niños de una generación que supera el ingreso de sus padres ajustado por la inflación, tenemos mucha evidencia académica para el resto de países de que ese porcentaje está decreciendo. En EEUU, el 90% de los niños nacidos en la década de 1940 pasaron a ganar más que sus padres al hacerse mayores -ajustado por la inflación- pero solo el 50% de los nacidos en 1980 lo han conseguido. 

En España tenemos un apagón estadístico por el franquismo, pero los datos digitalizados de Hacienda nos permiten estudiar la influencia del ingreso de los padres sobre el éxito socioeconómico de los hijos. Las generaciones que nacieron en 1970-1980 pillaron ese ascensor social que funcionaba y creen en la meritocracia, pero los jóvenes que nacen a partir de los 80 son los llamados 'hijos de la doble crisis', que empiezan a trabajar o estudian en 2008 y cuando intentan formar una familia se encuentran con el covid, la invasión rusa de Ucrania y esta inflación. 

Javier Soria en la redacción La Información
FERNANDO VILLAR

¿Las crisis son las únicas responsables?

J.S. Hay otros factores, han empeorado las medidas de movilidad social de ingresos y el crecimiento económico ha dejado de ser inclusivo. Entre el año 2000 y 2018 ha habido un crecimiento desigual en el que los percentiles más altos de renta se benefician más del crecimiento medio. Ahora hay una mayor competición por la polarización del mercado de trabajo, hay menos trabajos en la parte media de la distribución, tanto de ingresos como la de habilidades y ante el mayor nivel educativo, el ascenso social en las clases medias cada vez es más difícil. También ha crecido la divergencia de oportunidades económicas entre las diferentes provincias y municipios, en los lugares más pobres los peldaños están más separados y es más difícil escalarlos.

¿También es más difícil mantener el nivel de los padres?

Javier Carbonell. La desigualdad se mantiene por la teoría prospectiva: a los humanos nos molestan mucho más las pérdidas que las ganancias. Los padres de las clases más pudientes ven peor que sus hijos pierdan 'status' que el hecho de que los hijos de clases más bajas asciendan, ponen toda una serie de recursos, el apoyo institucional, contactos, educación, clases particulares, todo lo que esté en su mano para que las clases más altas no desciendan. Si hay menos posibilidades de ascender y las clases altas activan todos sus recursos, va a suponer un esfuerzo mucho mayor.

La promesa es que si te esfuerzas tienes más oportunidades, pero hay varios estudios que apuntan a que puede ser al revés. Las personas que más compran el mito meritocrático, se enfrentan a fuerzas estructurales y ven que no pueden llegar, sufren frustraciones enormes, problemas de salud mental y al final eso les deja una cicatriz para el resto de su vida. En contra de lo que se piensa, a menudo no son los que más lejos llegan. 

La agenda de contactos pesa mucho, pero ¿también se heredan los códigos de las entrevistas de trabajo?

B.L. El capital social y cultural que viene dado por los contactos a los que tienen acceso tus familiares o el nivel educativo del hogar del cual provienes es muy importante en todas partes, pero sobre todo en España. Aquí se accede al trabajo más por contactos informales y lo que hago en el capítulo es ver qué consecuencias tiene para los jóvenes de la clase trabajadora, lo que tiene que ver con el sistema universitario en el que hay centros privados que te abren este abanico de contactos. Y, por otro lado, con el concepto anglosajón de estar 'pulido' que consiste en parecer relajado en una entrevista de trabajo, hacer bromas y parecer serio, pero si una persona no maneja los códigos informales de los que tienen poder económico, estará tenso, puede parecer que actúa raro y gustar menos.

El papel del trabajo es limitado dentro de la riqueza, ¿en los próximos años la desigualdad vendrá marcada por si heredas o no una vivienda?

J.C. No hay una desigualdad de oportunidades, hay una desigualdad de segundas, terceras oportunidades, no existe la meritocracia. Los hijos de las clases más pudientes tienen la posibilidad de experimentar, explorar, equivocarse, repetir y esto es algo muy valioso... si sabes que no tienes una segunda oportunidad no emprendes a la primera, ni apuestas por estudiar durante años, necesitas ingresos más rápido y más seguros. 

B.L. Es lo que denomino el suelo de cristal de clase. Muchas veces hablamos de romper las barreras de acceso a puestos mejor remunerados y prestigiosos sin analizar la otra cara de esa moneda, es muy difícil que veamos descender a las familias mejor situadas social y económicamente. Hay que entender que ese techo de cristal es un suelo de cristal para otros por lo que cualquier política que luche contra la desigualdad va a generar ganadores pero también perdedores, es un conflicto político. 

'La desigualdad de la riqueza en España'
FERNANDO VILLAR

¿El impuesto de sucesiones no consigue estrechar estas diferencias?

B.L. El objetivo del impuesto de sucesiones no es recaudatorio, sino asegurar que no hay una concentración de la riqueza que se pase entre generaciones a través de la herencia. Evitar la concentración del capital no merecida, no solo porque sabemos que es mala en sí misma, sino porque supone una concentración del poder que hay que evitar en una sociedad democrática. Esto solo se consigue a largo plazo con unos impuestos de sucesiones mucho más altos. 

¿Entonces hay que actuar sobre el precio de la vivienda?

B.L. El problema de la vivienda es el pilar débil del Estado de bienestar. A diferencia de otros derechos, la vivienda es al mismo tiempo un bien de mercado y en el caso de España, el bien paradigmático de ahorro para la clase media y alta, lo que la hace muy 'tambaleante' de acuerdo con la literatura y es importante regularla bien. En los últimos años, los salarios del 30% más pobre han variado entre una caída del 20% y un estancamiento, mientras que el precio de la vivienda ha crecido un 20% para ese estatus. En cambio, los precios de los inmuebles han caído en comparación con la evolución de los salarios más altos, lo que explica la concentración de la riqueza que se ha producido. Necesitamos un mercado mixto de arrendatarios y propietarios y medidas ambiciosas como regular el mercado del alquiler, porque es la única vía de actuación que tenemos a través del voto. 

La vivienda explica parte de la proletarización de los jóvenes, ¿han pasado a formar un grupo vulnerable?

J.C. A comienzos del SXX, las personas mayores eran el grupo con mayor riesgo de exclusión social y de pobreza porque no había pensiones y actualmente son los jóvenes. Esto es un cambio enorme, la edad de emancipación económica de los padres es de 30,5 años de media, tienen que dejar de ser jóvenes para desarrollar su proyecto, empezar su familia o vivir. Nosotros hacemos una lectura de clase, creemos que la juventud es uno de los grandes puntos que explica la clase y que cada vez más, tu edad explica la clase a la que perteneces. Esto puede pasarse con el tiempo, pero dejará cicatrices que les afectarán a largo plazo. 

¿Esto cambia la idea tradicional de clase por un conflicto intergeneracional?

J.C. Creemos que la clase social nunca ha sido una idea de obrero contra patrón, las clases sociales siempre han sido muy diversas, siempre se han correlacionado con género, minoría étnica, territorio... la edad es un factor más. Estamos en contra de las peleas de los últimos contra los penúltimos y nos parece que muchas de las críticas que se hacen a los jóvenes son las que se hacían a la clase baja (no tener cultura del esfuerzo o querer recibir dinero rápido). 

Berna León
FERNANDO VILLAR

¿Se ha equivocado el Gobierno al no discriminar por renta en las medidas puestas en marcha para responder a las últimas crisis?

B.L. Hay que distinguir bien entre derechos y medidas coyunturales muy concretas. Para analizar la respuesta al aumento de precios de la guerra de Ucrania hay que ir una por una, la literatura sobre la subvención a la gasolina era mixta, pero se vio que sí protegió a los consumidores. En cambio, el quitar el IVA al aceite de oliva, como ya se hizo con otros bienes, suele tener efectos muy limitados y no repercute positivamente en el consumidor. Las políticas no segmentadas están bien en función de los efectos y si hablamos de algo muy coyuntural. El caso de las prestaciones universales, como la que se propone por hijo a cargo es diferente, hablamos de derechos como la sanidad o la educación.

J.C. En general, las políticas universales son más justas y eficientes, llegan mejor a las personas más pobres que las políticas focalizadas porque hay toda una serie de trabas y un estigma social. A la larga también son más viables, a nadie le gusta pagar impuestos pero si todos comprueban que pueden beneficiarse el siguiente gobierno tendrá más complicado retirar las medidas, porque también le quita algo a sus votantes. 

¿Esta es la vía para repensar el Estado de Bienestar en un contexto individualista?

J.C. El individualismo es el gran problema, no solo es injusto sino que además es corrosivo económicamente. Al proponer soluciones no solo buscamos medidas justas para hablarle a la izquierda, sino que también sean eficientes para convencer a la derecha para que todos vivamos en un mundo con menos desigualdad. 

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