El giro económico en la década de Felipe VI: de la gran crisis a la Covid y el reto de la vivienda
La economía española ha vivido un proceso de transformación intenso coincidiendo con los diez años de reinado de Felipe VI. La década arrancó con la salida de la gran crisis y una recuperación intensa que 'sólo' se vio interrumpida por el golpe abrupto de la pandemia de coronavirus y por los choques energético e inflacionario. España ha salido mejor parada de los tres, pese a su exposición al sector servicios, gracias a las reformas aplicadas durante años y, sin embargo, no ha sido del todo inmune a la incertidumbre global e interna.
En este aspecto concreto, la figura del Rey ha aportado estabilidad, haciendo las veces de embajador de unas empresas que han elevado su presencia a nivel internacional. En una década las exportaciones de bienes se han disparado un 60% hasta superar los 383.688 millones en el conjunto del último año y el sector exterior se ha tornado en el más dinámico, gracias al empuje del turismo, tras dispararse un 31% la llegada de viajeros foráneos hasta el récord de 85,1 millones.
La receta de austeridad con la que Europa combatió la crisis financiera y de deuda soberana había llevado a la economía nacional a tocar fondo entre 2009 y 2013. Los años 2012 y 2013 aún se estaba produciendo una pérdida de poder adquisitivo de los salarios y persistían los desequilibrios en el sector inmobiliario en términos de endeudamiento.
Una recuperación quebrada por la pandemia
El año de la coronación, 2014, marca el punto de inflexión en términos de crecimiento y arranca una fuerte recuperación que se prolongará hasta el estallido de la crisis sanitaria en 2020. "De no ser por esta, muy probablemente la recuperación hubiera continuado", apunta a 'La Información' Miguel Cardoso, economista Jefe para España en BBVA Research.
El periodo de crisis provocada por la pandemia fue totalmente atípico, si bien hizo que salieran a la luz los cambios en la forma de reajustarse de la economía fruto de las reformas previas. Los efectos positivos de las medidas laborales aprobadas por los gobiernos de Mariano Rajoy, primero, y Pedro Sánchez, después, permitieron que los ajustes se hicieran por la vía de los salarios y no del empleo. Esto, unido a la implementación de los ERTE llevó a que por primera vez en la historia reciente de España no se destruyera empleo en una crisis.
"El ajuste brutal de la economía española, proveedora de servicios, nos tomó con parte de los deberes hechos en política económica", sostiene el experto, quien pone en valor además el respaldo que supuso la respuesta solidaria y conjunta que se fraguó a nivel europeo con aumento del gasto público (vía deuda) y despliegue de los fondos europeos Next Generation. Esto ha permitido que el PIB creciese un 2,5% en 2023, cinco veces por encima de la media de los países del euro.
La crisis de inflación en el discurso navideño del Rey
La última etapa ha estado marcada por el shock de inflación, agravado por la guerra en Ucrania y la crisis energética. Los precios llegaron a subir de media al 8,4% en 2022, según el INE, golpeando con dureza a los hogares, sobre todo a los más vulnerables. "Hay familias que no pueden afrontar esta situación de una manera prolongada y necesitan el apoyo continuo de los poderes públicos para paliar sus efectos económicos y sociales", reclamaba el monarca en el tradicional discurso navideño.
El pasado mes de abril el número de cotizantes superó en España los 21 millones por primera vez en la historia gracias al impulso de los flujos migratorios, que han sido clave los últimos años. Pese a que el país ha reducido prácticamente a la mitad su tasa de paro (del 23,705 al que despidió 2014 al 12,29%), esta se mantiene muy por encima de la media europea, colocándonos a la cabeza del desempleo entre nuestros socios.
Con el paro, el déficit y la deuda se han mantenido como otro de los retos estructurales de la economía española, aunque con una diferencia sustancial. Pese a que el déficit se ha reducido prácticamente a la mitad en relación a 2014 -hasta el 3,6%-, la deuda sigue por encima del 100% del PIB, debido a que la Covid-19 rompió la tendencia a la baja que había llevado la ratio al 98% en 2019.
La dificultad está en que a principios de la década los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) estaban a cero, por lo que el coste de financiar la deuda apenas alcanzaba el 1,5% del PIB. La subida de los tipos ha elevado de forma notable esta partida y supone un foco de tensión adicional. De hecho, la recuperación de las reglas fiscales a nivel europeo va a requerir compensar en parte el aumento de intereses y el envejecimiento de la población, que se ha convertido en el desafío de mayor magnitud para la economía española en el medio plazo.
Cuando Felipe VI llegó al trono "estábamos en los coletazos de la crisis financiera y de deuda soberana, con una expansión cuantitativa muy potente, pese a que ya había pasado lo peor", señala a este diario Santiago Carbó, catedrático de Economía y Finanzas de la Universidad de Valencia y director de Estudios Financieros de Funcas. En 2019 parecía que se daban las condiciones para que el BCE empezara a subir tipos, demoró aquella decisión y la irrupción de la pandemia le obligó a desplegar toda su artillería. Hasta finales de 2021 y 2022 no regresó a la "convencionalidad" de la política monetaria para controlar la inflación.
La crisis de acceso a la vivienda
A lo largo de estos años en los que los tipos han pasado de su nivel mínimo al máximo desde la creación del euro, la vivienda ha completado una década de subida de los precios desde el hundimiento que provocó el 'pinchazo' de la burbuja inmobiliaria. Los pisos se han encarecido en momentos en los que el contexto económico no habría justificado ese alza, que ha afectado tanto a las compraventas como al alquiler (con subidas medidas del 79% de los arrendamientos, según Fotocasa).
El incremento de la demanda con los flujos migratorios, la reducción de la oferta a raíz de la proliferación de los pisos turísticos y de alquiler de temporada y la escasa edificación de vivienda nueva han provocado un cuello de botella que ha llevado al Banco de España a instar a las administraciones a que consensuen medidas desde todos los ámbitos. El objetivo, que la vivienda deje de ser en España un foco de desigualdad.
El propio monarca se hacía eco de este problema en las navidades pasadas y, con casi diez años de reinado a sus espaldas, hacía un llamamiento a la defensa de la Constitución, como garante del modelo de vida que los españoles nos hemos dado desde entonces y que nos ha permitido expresarnos libremente, tener una educación, lograr empleo o protección ante las enfermedades, o también “acceder a una vivienda, formar una familia, contar con ayuda social o disponer de un retiro digno”.