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El secreto para aumentar la productividad en solo un minuto de la experta Gretchen Rubin... y funciona

Aumenta tu productividad en un solo minuto
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Te llega un correo. ¿Lo abres en el momento o lo dejas para luego? Tienes que convocar una reunión. ¿Ya lo harás? Te piden que imprimas una documentación ¿lo anotas para luego o lo haces? Dejar pequeñas tareas para otro momento es algo que hacemos muchos sin pensar en que acumular pequeñas tareas para más tarde puede convertirse en una gran carga mental. 

Muchas veces la pereza nos gana la batalla y dejamos una amplia lista de tareas pendientes que en realidad no nos llevaría hacerlas más de un minuto. Y de eso se trata este truco en productividad. Si lo puedes hacer en 60 segundos no lo dejes para más tarde. Según varios expertos, adoptar buenos hábitos nos puede ayudar a acabar con la temida procrastinación.

¿Qué es la procrastinación?

La "regla del minuto" busca incorporar un hábito fácil a nuestro día a día para combatir la procrastinación, que significa postergación o posposición de la acción, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes por pereza o miedo. Contra ella, hacerse esta pregunta: ¿puedo completar esta tarea en solo un minuto?

En el caso de que la respuesta a la pregunta sea afirmativa, es el momento de hacerla y eliminarla de la lista de tareas pendientes. Es un hábito muy fácil de incorporar en el día a día  y resulta tremendamente eficaz para al final de la jornada no tener una lista infinita de cosas que tenemos que hacer y echar la mirada atrás y parecer que no hemos hecho nada en todo el día, con el consiguiente agobio que supone y el atasco que genera en el desempeño de nuestro trabajo.

Según los expertos "cumplir con todas esas pequeñas y molestas tareas nos hace sentir más tranquilos y con más energía, porque no nos arrastra el peso acumulado de un montón de deberes insignificantes". Así lo explica la experta y analista en felicidad Gretchen Rubin.

Según Rubin, la regla del minuto es capaz de aliviar la sensación de carga mental, distracción e indecisión, porque cuando hacemos rápidamente las tareas sin procrastinar, ganamos tiempo al no añadirlas a nuestra lista de pendientes y no tenemos que priorizar las tareas. Las hacemos siempre que tomen poco tiempo. 

De esta manera, el enfoque se coloca en aquellas tareas realmente importantes y que aportan valor a nuestro trabajo. Logramos mantener una sensación de organización que despeja el ruido mental y nos permite evitar la distracción de saber que después tenemos una lista enorme de pequeñas tareas por hacer. Además, nos permite dejar de darle vueltas a ciertas tareas porque simplemente las hacemos sin pensarlo más.

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