Economía y finanzas

Frente al 5,6% previsto en febrero

Bruselas añade pesimismo al PIB de España y recorta el crecimiento al 4%

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni.
Agencia EFE

La Comisión Europea ha hecho públicas sus previsiones macroeconómicas de primavera este lunes en las que ha vuelto a recortar el crecimiento previsto para España. Bruselas calcula ahora que el producto interior bruto (PIB) crecerá un 4%, frente al 5,6% que calculó en febrero. La invasión de Ucrania, la crisis energética y la inflación han llevado a la Comisión a rehacer sus cálculos. En este escenario, la economía española volvería a niveles previos a la crisis del coronavirus en el tercer trimestre de 2023, y no en el cuarto trimestre de este año como había previsto en invierno la Comisión. 

Malta, Portugal e Irlanda son las únicas economías que avanzarán este año a un ritmo mayor que España. Sin embargo, tanto Francia como Italia recuperarán niveles prepandémicos a finales de este año, también más tarde de lo previsto inicialmente debido a la guerra. Los cálculos de Bruselas son los más pesimistas y se sitúan incluso por debajo de los publicados por el Gobierno, que estiman un crecimiento del PIB del 4,3% para este año. También suponen un recorte mayor que el del Fondo Monetario Internacional (FMI) que estimó un avance del PIB del 4,8% para 2022. 

No obstante, la Comisión Europea considera que las perspectivas son "positivas" y confía en que la recuperación del turismo, iniciada en 2021, mantenga su fortaleza este año. Bruselas confía en que la economía acelere su crecimiento en el tercer trimestre del año, impulsada por mayores inversiones del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. En el lado contrario, la inflación y la prevista subida de tipos pueden retrasar decisiones de consumo, según las previsiones europeas.

Con respecto a la inflación, la Comisión calcula que se situará de media en el 6,3%, para reducirse al 1,8% en el próximo año. En cuanto a la inflación subyacente, que marcó el 4,4% en abril, según Estadística, Bruselas prevé que se mantenga en tasas elevadas hasta 2023. Los cálculos apuntan a una inflación del 3,9% este año, excluyendo la energía y los alimentos frescos, y del 2,7% en 2023. En cualquier caso, seguiría por encima del 2% que es el nivel de estabilidad de precios que tiene en cuenta el Banco Central Europeo para tomar decisiones de política monetaria. Además, alerta de que estos niveles de precios tendrán consecuencias para las pensiones, ya que tras indexarlas al índice de precios al consumo (IPC) tendrán un coste mayor al esperado.

En las previsiones de este lunes, la Comisión apunta que la inflación está beneficiando al Estado en materia de ingresos por impuestos. Por ello, espera que el déficit continúe reduciéndose este año y se sitúe en el 4,9% del PIB, ligeramente más bajo que el 5% que proyectó Moncloa en el Programa de Estabilidad enviado a Bruselas a finales de abril. De cara al próximo año, la Comisión calcula que la diferencia entre ingresos y gastos alcanzará el 4,4% del PIB. En materia de deuda, la previsión es del 115,1% del PIB para 2022 y que se reduzca al 113,7% en 2023, todavía muy por encima del nivel de endeudamiento de 2019.

Bruselas espera que el mercado de trabajo continúe con su evolución positiva. La Comisión reconoce el papel que han tenido los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) en la "resiliencia" del mercado laboral. Además, espera que la tasa de desempleo se reduzca hasta el 13% en 2023, respaldada por una mayor creación de empleo. No obstante, subraya que los salarios crecerán pero lo harán a un menor ritmo que los precios, lo que resultará en la pérdida de poder adquisitivo  y en la reducción de la tasa de ahorro de los hogares.

Ante estas perspectivas, la Comisión Europea detalla que la mayoría de los riesgos son a la baja. Entre ellos, además de la guerra están los precios de la energía que podrían trasladarse a otros sectores como la agricultura. En esta línea, advierte de que un incremento del precio de las importaciones podría presionar hacia la estanflación en Europa. Esta situación, a su vez, podría llevar a un endurecimiento de las condiciones de financiación. Por último, la Comisión subraya que la pandemia sigue siendo un riesgo a tener en cuenta en el escenario macroeconómico.

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