El empleo contribuye al tirón de la economía y mantiene el ritmo de crecimiento de 2023
El comportamiento de la economía española en los primeros meses del año ha sorprendido al Banco de España, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional que en las últimas semanas han revisado al alza sus previsiones. Y el empleo no es ajeno a esta evolución, como ponen de manifiesto los datos de paro y afiliación a la Seguridad Social publicados este martes que muestran un ritmo de crecimiento muy similar al de 2023 (3,8%) con un volumen de relaciones laborales que parece no encontrar techo al tiempo que el paro se reduce de forma paulatina sin que España consiga dejar de encabezar el ránking europeo de tasa de desempleo.
El mes de junio ha cerrado con 21,39 millones de afiliados -en términos medios- lo que supone el máximo de la serie histórica en un mes que también se ha superado la barrera de trabajadores autónomos con 3,38 millones de trabajadores por cuenta propia. Este dato supone que en la primera mitad del año se han creado más de 700.000 puestos de trabajo sin descontar los efectos estacionales y de calendario, tal y como sucedió el año pasado, en el que los primeros seis meses concentraron el avance del empleo y determinaron que el balance fuera positivo. No obstante, lo habitual es que el comportamiento sea especialmente bueno al inicio del verano y será clave cuántos de ellos se mantienen después de septiembre.
La evolución del número de trabajadores es importante porque existe una relación positiva con el crecimiento económico, medido a través del PIB, pero la relación causa-efecto entre ambas variables no es tan clara, dado que entre otros factores viene determinada por el número de horas que trabaje cada uno de estos ocupados. Si bien, muchos expertos e incluso la patronal entienden que el mercado de trabajo sirve como termómetro de cuál va a ser el comportamiento económico a medio y corto plazo, puesto que es un reflejo de las decisiones de contratación o reajuste de plantillas que han tomado las empresas con base en sus percepciones de riesgo.
En plena negociación por la reducción de la jornada laboral y dada la importancia que ha adquirido en los últimos años el contrato parcial -y en menor medida el contrato fijo discontinuo- las horas trabajadas por cada empleado están en el centro del debate, ya que España mantiene una productividad baja pese a las mejoras tecnológicas incorporadas en las últimas décadas. El objetivo del Ministerio de Trabajo es introducir las 38,5 horas semanales a finales de 2024 para saltar a 37,5 a inicios de 2025, un cambio que desde Cepyme consideran inasumible para sectores como la construcción, la hostelería o el pequeño comercio. No obstante, hay más cuestiones sobre la mesa que ayudan a explicar estos datos.
Algunos de los citados organismos como el Banco de España han dado un toque de atención sobre una posible acumulación de talento, por la que las empresas estarían evitando prescindir de algunos trabajadores en periodos de menor demanda por el temor a no encontrar mano de obra cuando sí la necesiten o por la dificultad asociada a estos procesos. En las encuestas que realiza periódicamente la entidad y las que hacen públicas las patronales, cada vez destaca más el problema de vacantes entre las preocupaciones del sector privado. Un problema al que Seguridad Social ha tratado de buscar salida flexibilizando la llegada y contratación de extranjeros, mientras que Trabajo se remite a los datos del INE para minimizar el asunto y atribuirlo a que se ofrecen sueldos muy bajos.
Estos fenómenos estarían frenando la capacidad del país para reducir su nivel de desempleo, lo que se une a unos servicios de empleo que los agentes sociales consideran deficientes por no ser capaces de contribuir a adecuar las demandas del mercado con las habilidades de los parados. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se marcó el objetivo de alcanzar para finales de la legislatura (2027) el pleno empleo que situó en una tasa de paro del 8% que a fecha de hoy parece difícil de alcanzar. El desempleo se ha reducido en más de un 7% en los primeros seis meses del año, pero el Ejecutivo reconoce que no será suficiente para pasar la barrera del 10% cuando concluya 2025, como se había propuesto.