Endesa cierra la térmica de Carboneras sin que Ribera "reinserte" a la plantilla

Si uno conduce por la Avenida Faro Mesa Roldán -en Almería- descubrirá que una colosal infrasestrucutura rompe el paisaje desértico que caracteriza al litoral de esta provincia andaluza. Se trata de la central térmica de Carboneras, una industria -construida en 1985- que echa el cierre siguiendo el paso de muchas otras en las últimas décadas, debido a una estricta política marcada por Europa cada vez más reacia a la generación de energía por medio de este tipo de carburante. 

El pasado jueves, Endesa anunció que los técnicos de la compañía iban a  proceder el próximo día 16 -hoy- a la desconexión definitiva de la central térmica Litoral, en Carboneras (Almería). La desconexión llega tras haber recibido el acta oficial de cierre, lo que permite poner en marcha los mecanismos necesarios para empezar el desmantelamiento efectivo de la central planta con "criterios de economía circular", formación a personal "especializado" y generación de "sinergias" con diferentes entidades de la zona a las que se les irá donando elementos.

El pasado 17 de febrero, el Gobierno publicó una consulta previa para impulsar "ayudas formativas para desempleados de minas y centrales térmicas de carbón". Según el anuncio, el objetivo de la futura norma es "ofrecer ayudas económicas que les permitan realizar cursos de formación para alcanzar una recualificación profesional que facilite su inserción laboral de forma duradera y estable". Una asignación, que se realizará mediante un régimen de concesión "directa, sin concurrencia competitiva y categorizada como ayuda a su formación y no como prestación, remuneración o salario".

Sin embargo, esta 'ayuda' que iban a recibir los trabajadores del carbón -que se encuentran sumidos ante los cierres de sus industrias- aún no ha llegado y, por ahora, ni se le espera. Así, fuentes del Ministerio de Transición Ecológica aseguran a La Información que "se está trabajando para sacar el programa formativo". Una respuesta escueta y simple, que no especifica más detalles y que induce a pensar que, de momento, ni se sabe en qué lugar se encuentra la propuesta, ni la fecha aproximada para su luz verde en el Consejo de Ministros. 

El total de personal que va a sufrir el cierre de la central térmica de Carboneras son los 137 contratados por la compañía Endesa más los 158 que están subcontratados. De los que pertenecen al primer grupo -y tienen menos de 56 años- se les ha ofrecido un puesto de trabajo en otro lugar distinto. Sin embargo, los que tienen una edad superior a la antes mencionada o forman parte del segundo grupo, su futuro laboral se encuentra en una situación incierta.

Las eléctricas llevan varios años -desde que una directiva europea marcase el año 2025 en rojo como límite para el desamentelamiento de la térmica en el país- reduciendo el número de fábricas. La térmica leonesa de Anllares fue, en junio de 2021, la última en ser demolida. En la actualidad, solo hay tres centrales térmicas en activo -Es Murterar (Mallorca), Aboño (Asturias) y Soto de la Ribera (Asturias).

El propósito por parte de Europa de reducir la cantidad de carbón en nuestro país ya se lleva reflejando en la forma en la que actúan las principales eléctricas de nuestros país. Así, mientras que EDP y Endesa son las únicas que mantienen centrales térmicas en España, el resto de eléctricas no mantienen en activo ninguna, llevando a cabo paralizaciones o autorizaciones de cierre. Naturgy ha pasado de tener cuatro a ninguna central; Iberdrola, de dos a cero; Endesa, de seis a una; Viesgo, de dos a ninguna y EDP, de dos a tan solo una.

Quizá, el hecho de que existan ya varios precedentes de subvenciones a trabajadores de este sector -como los dos reales decretos de los años 2014 y 2018- ha hecho que los trabajadores apenas muestren su ira ante la opinión pública. Estas últimas ayudas permitieron una "bolsa de trabajo y ayudas sociales por costes laborales" a todos los mineros.

Mientras varios cientos de trabajadores buscan resolver su futuro inmediato ante el más que previsible cierre de su central, las grandes potencias emergentes -como la India- o económicas -como China- rechazan reducir la cantidad de carbón que emiten sus fábricas, como quedó contrastado en la última cumbre del clima en Glasgow. Una realidad paralela que deja en papel mojado los grandes esfuerzos que están llevando a cabo muchas empresas y trabajadores en nuestro país, guiados por la 'falsa' esperanza de combatir el cambio climático global.