Economía y finanzas

Tras la crisis de semiconductores

Europa y EEUU crearán un mecanismo para detectar la falta temprana de chips

EEUU tira de chequera para solucionar su dependencia de los chips extranjeros
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La Unión Europea (UE) y Estados Unidos (EEUU) llegan a un acuerdo para crear un mecanismo de alerta precoz común para prevenir problemas de escasez de semiconductores como los que llevan afectando más de un año a muchos sectores industriales como el automóvil. El acuerdo para ese mecanismo es una de las concreciones de la segunda reunión, finalizada este lunes, del llamado Consejo de Comercio y Tecnología creado hace casi un año entre los dos bloques, que han decidido profundizar su cooperación en particular en las cadenas de aprovisionamiento. Unas cadenas de aprovisionamiento que tanto para los microchips como para otros sectores industriales, pero también de equipamientos sanitarios o de productos agrícolas, han sufrido mucho desde el comienzo de la pandemia y ahora se ven afectadas, además, por las consecuencias para la economía global de la invasión rusa de Ucrania. 

Esas consecuencias, y la forma de mitigarlas, han estado en el centro de las conversaciones entre responsables de la Comisión Europea y del Gobierno de Estados Unidos el domingo y el lunes en Saclay, el principal centro universitario de contenido tecnológico que hay en Francia, situado a una cuarentena de kilómetros de París. Los dos gigantes económicos han decidido aumentar los controles de sus propias exportaciones, pero también de países externos, para garantizar el cumplimiento estricto de las sanciones internacionales contra Moscú que tienen como objetivo impedir que Rusia se dote de tecnologías punteras para su defensa pero también para su industria. Al mismo tiempo, han afirmado que seguirán apoyando a Ucrania (reafirmaron la defensa de su integridad territorial y de su soberanía) tanto durante el esfuerzo de guerra como más tarde para su reconstrucción. 

En el terreno de la comunicación, esa colaboración se va a dirigir a la defensa de lo que las dos partes denominan "la integridad de la información en situaciones de crisis", que de entrada significa luchar contra las tentativas de manipulación o de interferencia por parte de Rusia. Una de las derivadas de ese conflicto en el este de Europa para las cadenas de aprovisionamiento es la perturbación de los flujos de algunos de los grandes mercados de productos alimentarios de todo el mundo, de los que tanto Rusia como Ucrania han sido tradicionalmente grandes proveedores.

Por eso la UE y EEUU han creado un grupo de trabajo conjunto con la misión de abordar esos problemas. Su objetivo último es impedir que eso degenere en una crisis alimentaria en zonas del mundo particularmente frágiles. En el caso de los semiconductores, el comisario europeo del Mercado Interior, Thierry Breton, ha hecho hincapié en que para dar seguridad a las cadenas de aprovisionamiento "hará falta más transparencia y apertura" por parte de las empresas para compartir información. Breton ha recordado que tanto Washington como Bruselas han lanzado programas públicos para desarrollar la producción doméstica de esos microchips que son cada vez más abundantes no solo en productos tecnológicos, sino también en artículos de consumo común, y que ahora se fabrican muy mayoritariamente en China y Taiwán.

Estados Unidos pretende producir el 30% mundial en su territorio y la UE un 20% en el horizonte de una década. La secretaria de Comercio estadounidense, Gina Raimondo, se ha esforzado en precisar que aunque no harán nada que obligue a las empresas a violar la propiedad intelectual con los dispositivos públicos de ayuda a la producción, hay una voluntad clara de fortalecer el ecosistema general de los semiconductores, algo que ve de forma positiva.

Una de las razones de la puesta en marcha de este Consejo de Comercio y de Tecnologías, que tuvo su primera reunión en la ciudad estadounidense de Pittsburgh en septiembre del año pasado es crear un cauce de discusión transatlántica para impedir que subvenciones u otras medidas de política industrial puedan perturbar cadenas de aprovisionamiento, que suelen ser de dimensión internacional. También se quiere crear crear una fuerza común entre dos de las mayores potencias económicas para consensuar unos estándares industriales que constituyan una referencia y que, eventualmente, puedan servir como base de negociación en instancias multilaterales. Algo así tienen intención de hacer con las instalaciones y equipamientos de recarga de los vehículos eléctricos para evitar una profusión de propuestas tecnológicas de los fabricantes que en este terreno puede acabar beneficiando a la industria china por ser pionera y dominante en este campo.

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