Economía y finanzas

Momento de unidad empresarial

Garamendi se hace fuerte en la patronal al negarse a subir los salarios con el IPC

Garamendi se hace fuerte en la patronal al negarse a subir los salarios con el IPC
Agencias

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, recupera posiciones en la patronal tras el terremoto de críticas internas que provocó la forma en la que confirmó que la CEOE apoyaría la reforma laboral del Gobierno, una ley de leyes ampliamente rechazada por algunas de las principales organizaciones sectoriales y territoriales, que incluso llegaron a urdir una estrategia para proponer un candidato alternativo a las próximas elecciones que se celebrarán en la organización a finales de año. Ahora estos mismos socios ven con buenos ojos el posicionamiento duro de su presidente sobre el acuerdo salarial, al negarse a aceptar la cláusula de revisión anual de las nóminas con el IPC que exigen los sindicatos.

Así se manifiestan fuentes de la organización empresarial consultadas por La Información, que cierran filas con su presidente tras haber criticado su tibieza con la reforma laboral e incluso haber pretendido desbancarle a medio plazo. La operación 'derrocar a Garamendi' se desactivó a principios de año, coincidiendo con la defenestración en el PP de Pablo Casado y Teodoro García Egea, ya que fue este último el que promovió los contactos con distintas organizaciones empresariales para promocionar a un candidato alternativo al actual presidente de la CEOE. La patronal se desmarcó de la antigua dirección popular, un nexo ahora recompuesto con la llegada de Alberto Núñez Feijóo a Génova.

Si bien dentro de la principal confederación de empresarios del país continúa habiendo distintas sensibilidades, las fuentes consultadas coinciden en respaldar a Garamendi en la negociación del acuerdo salarial. Los sindicatos exigen incorporar cláusulas de revisión anuales para que los sueldos no pierdan poder adquisitivo, empezando a recuperar desde este mismo año la diferencia con el IPC disparado. Pero los empresarios rechazan de manera generalizada ese planteamiento porque supondría un notable incremento de los costes laborales en un momento muy delicado y, en el nivel macro, provocaría una espiral inflacionista por los efectos de segunda ronda. El acuerdo, por tanto, se encuentra lejano.

En las organizaciones sindicales también perciben este giro en Garamendi. "Apoyó la reforma laboral y ahora no puede ceder en el pacto salarial, sería un suicidio ante los suyos", reconoce un dirigente de uno de los grandes sindicatos del país. La cuestión es que tanto CCOO como UGT afrontan el mismo problema. "Si renunciamos al poder adquisitivo, nos matan", afirma otro responsable sindical. Ante esta tesitura, la patronal se ha abierto a incorporar una cláusula de revisión, pero al final del periodo del acuerdo, en 2025, y los sindicatos han modificado su propuesta inicial para distribuir la recuperación del poder adquisitivo en varios años, pero las posturas siguen alejadas en este punto de la negociación.

"Apoyó la reforma laboral y ahora no puede ceder en el pacto salarial, sería un suicidio ante los suyos"

Tanto en CCOO como en UGT admiten que en los últimos dos años se han enfrentado a un complejo proceso de negociaciones por las dificultades añadidas que han supuesto las diferencias internas en la CEOE a la hora de ratificar los acuerdos. A diferencia de los sindicatos, que han rubricado los pactos alcanzados en la mesa de diálogo social con mayor facilidad, Garamendi ha librado duras batallas en su Comité Ejecutivo para convencer a sus socios de que las reformas pactadas durante estos dos años de pandemia han sido necesarias y buenas para el tejido empresarial.

Pero el hecho de que la organización respalde la postura de Garamendi, en este caso, tampoco beneficia a los sindicatos, ya que imposibilita cualquier pacto en materia salarial. Las negociaciones siguen abiertas, pero tras el último encontronazo se antoja harto complejo alcanzar un acuerdo. Con la inflación disparada (el INE ha confirmado que la tasa anual del IPC escaló al 9,8% en marzo y las previsiones apuntan a que seguirá en los dos dígitos hasta el verano) los agentes sociales empiezan a plantearse la opción de interrumpir las negociaciones y retomarlas en unos meses, cuando las tasas anuales de IPC vuelvan a una senda más moderada. "Con estos precios es imposible alcanzar un acuerdo", concluyen fuentes del diálogo social.

Exigencias sindicales

Desde CCOO denuncian que la inflación subyacente "pone de manifiesto que estamos ante una segunda ronda de inflación motivada fundamentalmente por la insolidaridad de las empresas que están repercutiendo e incrementando los precios para mantener su margen de beneficios y, sin embargo, los salarios no están teniendo ninguna incidencia en esta subida de segunda ronda de la inflación". Y exigen a los empresarios que "se sienten a negociar el V AENC (el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, donde se debate la subida salarial plurianual) con una visión de futuro y eso pasa por incrementar los salarios y mantener el poder adquisitivo activando la cláusula de revisión en los convenios colectivos".

Pero la CEOE niega la mayor y asegura que la inflación subyacente del 3,4%, más de 6 puntos por debajo del IPC general, refleja "el esfuerzo del tejido productivo para no repercutir todo el aumento de costes en sus precios finales de bienes y servicios", lo que implica "pérdidas para muchas empresas de estos sectores en un momento delicado tras meses de crisis y restricciones a la actividad, a lo que hay que sumar ahora el impacto del conflicto entre Rusia y Ucrania". La patronal remarca su teoría de que "resulta especialmente relevante evitar un escenario en el que los aumentos de los precios y salarios se retroalimenten entre sí, para no producir efectos de segunda ronda que nos lleven a una espiral inflacionista".

Por su parte, la UGT insiste en la necesidad de aumentar los salarios "de manera imperiosa" porque "no puede ser que los trabajadores sigan asumiendo todo el esfuerzo y pagando esta crisis, como ya sucediera con la crisis financiera de 2008". "CEOE se debe sentar a negociar un acuerdo que aumente los salarios y la capacidad adquisitiva de los trabajadores", zanjan. Pero la patronal, de momento, no se mueve de su propuesta final: subir los sueldos un total de un 7% en tres años (un 3% en 2022, un 2% en 2023 y otro 2% en 2024), modulando los incrementos en función de la situación de los sectores y actualizando a 1 de enero de 2025 el diferencial entre el aumento salarial y el IPC acumulado en el periodo de los tres años.

En esta batalla, Garamendi tiene el apoyo de los suyos. Las patronales díscolas mantienen en stand by su ofensiva contra la reforma laboral (como se reveló en estas páginas, están preparando una campaña contra la norma que verá la luz cuando pasen un par de meses desde su plena entrada en vigor) y por el momento alejan la sombra del candidato alternativo. Aunque no descartan relanzar su estrategia para derrocar al empresario vasco después del verano, por ahora cierran filas con su presidente. Al menos, parece haber sintonía en lo que se refiere a la negociación salarial.

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