Economía y finanzas

Carambola sin precedentes

Infarto en el Congreso: de los diputados díscolos al 'caserazo' surrealista del PP

Infarto en el Congreso: de los diputados díscolos al 'caserazo' surrealista del PP
Agencia EFE

La jornada de convalidación de la reforma laboral del Gobierno de coalición pasará a la historia por kafkiana. El ambiente de nerviosismo que se respiraba desde primera hora de la mañana en el Congreso de los Diputados estalló tras la votación final del real decreto ley, que fue convalidado tras una carambola sin precedentes por un error en un voto telemático del PP. Todos y cada uno de los acontecimientos que se dieron durante las nueve horas intermedias fueron claves y se entienden mejor juntos. El 'efecto dominó' que ha permitido al Ejecutivo sacar adelante una de las reformas estrella de la legislatura de la manera más rocambolesca que se pudiera imaginar es digno de ser explicado por capítulos. Son 10, en total.

Capítulo 1. Miércoles, 2 de febrero. 8 de la tarde. El Gobierno consigue amarrar una mayoría suficiente para convalidar su reforma laboral, tras confirmar su apoyo el PDeCAT y UPN. Se da por descontada la ruptura de la mayoría de investidura, con 176 'síes' amarrados, frente a 173 'noes'. Con todo, la vicepresidenta Yolanda Díaz continúa intentando convencer al PNV y, especialmente, a ERC, hasta altas horas de la madrugada. Sin éxito. El objetivo, según trasladan fuentes gubernamentales, es llegar a la votación con un colchón más amplio que garantice cierta tranquilidad frente a ese margen tan ajustado de apenas 3 diputados.

Capítulo 2. Jueves, 3 de febrero. 8:35 de la mañana. Sin haber comenzado la sesión en el Congreso, el PNV lanza este tuit: "Tras haber tratado infructuosamente, incluso esta mañana, de incorporar la prevalencia de los convenios autonómicos, demanda que Gobierno, patronal y sindicatos conocían hace meses (y que no altera el acuerdo del diálogo social), el Grupo Vasco votará 'no' a la reforma laboral". Exactamente a la misma hora, Pedro Sánchez llega al Congreso. Escasos diez minutos después lo hace Yolanda Díaz. Antes de empezar el debate, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, se reafirma en su negativa. Y los dos diputados de UPN, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, se muestran incómodos con la decisión de su partido.

Capítulo 3. En este (y siguientes) seguimos en el jueves. En torno al mediodía, con el debate en curso, los dos diputados de UPN, en conversaciones informales con los periodistas, afirman que apoyarán la convalidación de la reforma laboral aunque no compartan la directriz del partido. Como muestra de su discrepancia, declinan intervenir en el Pleno. El asunto parece resuelto: el real decreto ley saldrá adelante con 176 votos favorables frente a 173 sufragios negativos. Pero el nerviosismo se siente en el ambiente. El Gobierno está preocupado por lo ajustado de la mayoría.

Capítulo 4. Rufián confirma la fractura del bloque de investidura. No hay opción de sumar a ERC a una reforma laboral que incumple el compromiso gubernamental de derogar la legislación del PP. El Gobierno ve desvanecerse cualquier posibilidad de sumar votos adicionales para armar una mayoría más holgada y, ahora sí, fía todas sus esperanzas a que los diputados de UPN no rompan la disciplina de voto en el último momento. Solo de esa manera saldrá adelante la reforma laboral. Pero en el ambiente se respira desconfianza y las elucubraciones son variopintas en los corrillos del patio.

Capítulo 5. La votación, que inicialmente estaba prevista para las dos de la tarde, se retrasa a las 5 porque las intervenciones de los diputados en otros asuntos del orden del día que se debaten en el Congreso se alargan más de lo previsto. Cuando se va aproximando la hora, la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, propone un receso y vuelve a retrasar la votación, esta vez hasta las 18:15 horas. Continúa una tensión incomprensible a simple vista. El Gobierno, en teoría, tiene los apoyos asegurados, pero algo sugiere que puede producirse un giro de última hora. "¿Y si hay sorpresa?", comentaban en los corrillos diputados y periodistas en un tono jocoso que no terminaba de camuflar del todo una inquietud que poco después quedaría justificada.

Capítulo 6. Entre las 17:15 y las 18.00 sucede algo que cambia el rumbo de la jornada, pero que pasa absolutamente inadvertido a ojos de los medios de comunicación, porque no trasciende. Es el espacio temporal durante el que está habilitado el voto telemático, una opción elegida por un total de 14 diputados. Uno de ellos, del PP, asegura haber votado no, como su grupo, pero sostiene que en el certificado que aparece en pantalla observa que el sentido de su voto se ha recogido de forma contraria. Enfermo, con fiebre, se persona en el Congreso para intentar votar de manera presencial, pero la Cámara se lo impide bajo el argumento de que el voto telemático es impepinable, totalmente válido, y que una vez emitido no se puede votar de manera presencial.

Capítulo 7. Recordemos que la anécdota anterior se ha producido entre bambalinas y, por tanto, nadie (al menos, en el ámbito periodístico) tiene constancia de este hecho. A las 18:15 arranca la votación. Primero, varios asuntos ajenos a la reforma laboral y, por fin, la esperada deliberación del día. En torno a las 18:30, Batet comunica el resultado y el caos se apodera de la Cámara. La presidenta se equivoca y, tras contabilizar 175 'síes' y 174 'noes', afirma que el decreto no se convalida y, por tanto, queda derogado. La cara de Pedro Sánchez, la de Yolanda Díaz, la celebración enloquecida de las bancadas de la oposición... Y, de repente, Batet confirma que la norma queda aprobada. El Gobierno respira y Sánchez, Díaz y Calviño se funden en un extraño abrazo de manos en medio de una gran ovación... Lo que sucedió en cuestión de segundos es digno de ser visto. Varias veces.

Capítulo 8. La reforma laboral estuvo derogada durante 35 segundos. El Gobierno sufrió un microinfarto de medio minuto seguido de una euforia desatada. Y en mitad de ese festín, la portavoz parlamentaria de los populares, Cuca Gamarra, empieza a pedir la palabra desesperadamente. Batet se la niega, ha finalizado la votación. Sacamos la calculadora y, sorpresa: la cuenta 176-173 ya no sale. Rápidamente, los diputados de UPN anuncian que han roto la disciplina de voto. Pero, si dos votos se mueven del sí al no, ¿cómo es posible que el bloque favorable sume 175 y el de rechazo, 174? Et, voilá: un diputado del PP ha votado en positivo por error.

Capítulo 9. El diputado en cuestión es Alberto Casero (volver al capítulo 6) y su error no es baladí. Al contrario, permite que salga adelante el real decreto ley, que de no haber sido por ese fallo habría decaído tras el movimiento de los diputados díscolos de UPN. El escándalo es mayúsculo. El PP asegura que se trata de un error informático, pero la Cámara defiende que el voto telemático era positivo y se ha contabilizado como tal, en línea con lo que establece el reglamento. A última hora de la tarde, se produce una reunión entre los miembros de la mesa del Grupo Popular y Batet y esta descarta modificar el resultado de la votación. El PP recurrirá el asunto al Tribunal Constitucional, pero, en este momento, queda visto para sentencia.

Capítulo 10. Y último. De síntesis. En una carambola sin precedentes en la historia democrática, el Gobierno aprueba una de las reformas más importantes de la legislatura gracias a un error (todavía está por confirmar si humano o informático) que nadie vio venir. Lo que subyace es que, de no haberse producido este giro inesperado de los acontecimientos, la derecha habría tumbado la reforma laboral de la mano de los socios de investidura independentistas y nacionalistas. Sánchez salva el 'match ball', pero queda tocado por la derecha y por la izquierda. Todo esto, a la espera de conocer el recorrido jurídico que pueda tener lo que ya se puede bautizar el 'caserazo'. Un día histórico.

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