Economía y finanzas

Más de 34 euros el kilo

Las listas y las tontas, más caras que nunca: ¿cuánto cuestan las rosquillas de San Isidro?

Las listas y las tontas, más caras que nunca: ¿cuánto cuestan las rosquillas de San Isidro?
oscar ferrer galceran

Los chulapos y las chulapas de Madrid son fieles a la cita cada 15 de mayo en la Pradera de San Isidro para celebrar la festividad de su patrón. Entre las costumbres arraigadas en esta ciudad de España, vistan la ermita para hacer ofrendas al santo, ven el pasacalles y el desfile de los gigantes y los cabezudos, disfrutan de un día de romería y bailan en las verbenas y conciertos luciendo con orgullo un pañuelo y un clavel. Y no podemos olvidarnos de la gastronomía local, representada en tradicionales rosquillas madrileñas, con mención especial a las listas y las tontas.

Las de 2024 son las rosquillas más caras de la historia debido a la subida del precio de los alimentos en el último año. La receta típica incluye azúcar, que se ha encarecido un 26%, aceite de oliva, que está entre un 7 y un 21% más caro, dependiendo de la marca, o la leche y el huevo, que han subido en torno a un 5%. También se elaboran como mantequilla, harina, levadura y anís.

Las listas y las tontas, más baratas en los puestos de San Isidro que en las pastelerías

El aumento del coste en la producción se ve reflejado directamente en el precio de las rosquillas. Aun así, en los puestos de la Pradera de San Isidro se mantienen más baratas que en las pastelerías. No solo las listas y las tontas, también las de otros sabores tradicionales como las rosquillas francesas o las de Santa Clara. Las cajas surtidas tienen un precio de 7 euros la media docena y de 12 euros la docena completa.

Las pastelerías de la capital también las elaboran durante estos días de San Isidro. E incluso en algunas, se pueden encontrar durante todo el año. Los precios son más caros y van desde los 34 euros hasta los 44 euros el kilo, dependiendo del puesto o la pastelería. Se pueden comprar al peso, desde un cuarto de kilo, donde entran unas seis rosquillas y cuestan en torno a 10 euros.

¿En qué se diferencian las rosquillas listas de las tontas?

El origen de ambos dulces se remonta a la Edad Media, pero cobraron fama a raíz de las Fiestas de San Isidro en el siglo XIX, cuando fueron inmortalizadas por el pintor Ángel Lizcaino, en 1890 Además, la leyenda dice que la tía Javiera de Fuenlabrada fue quien creó las recetas. Detrás de estas tradiciones culinarias hay un sentido de disfrute y devoción que une a los madrileños en la pradera.

Las rosquillas listas se forman con una masa de harina, huevo, aceite, azúcar y tienen una textura crujiente por fuera y tierna por dentro. Se espolvorean con glaseado de azúcar, huevo y limón para darles un toque extra de dulzura y se dejan enfriar antes de servirlas.

Las rosquillas tontas son pequeñas pastas dulces, redondas y suaves, también elaboradas con la misma masa que las anteriores, pero no llevan nada por encima. Son las más simples. Así que el nombre no tiene nada que ver con su sabor ni con otras cualidades que las hagan inferiores respecto a las listas.

Junto a las francesas, de Santa Clara, o del Madroño, son símbolos tradicionales del patón de Madrid. En los últimos años, se han popularizado las del Año Santo, que está cubierta de chocolate. Y también otros sabores que suelen gustar a los más jóvenes, como las de Oreo, pistacho, violeta, café, fresa y muchos más. También las hay sin azúcar. Durante siglos, estas delicias han sido parte de las celebraciones en honor a San Isidro, uniendo a las familias y vecinos en los puestos de la pradera. Así, las rosquillas siguen siendo un recordatorio de las tradiciones madrileñas y todas ellas se pueden elaborar en casa.

loading...