Rusia celebra su feria del turismo pese al cerco mundial por el ataque a Ucrania

La respuesta internacional a la invasión de Ucrania ordenada por Vladímir Putin ha aislado a Rusia de Occidente. A la suspensión temporal de la actividad de una vasta mayoría de multinacionales o la expulsión del sistema de transacciones internacionales Swift, que ponen en serios aprietos a la economía rusa, se une también el cierre del espacio aéreo de Europa y EEUU, que ha derivado en una cascada de cancelaciones de viajes. La imagen de tiendas y fábricas cerradas, unido al bloqueo turístico contrastan con los esfuerzos de las empresas nacionales por trasladar una sensación de normalidad dentro de las fronteras, y en especial del sector de los viajes, que celebra su feria pese a las circunstancias.

El MITT de Moscú abrirá sus puertas del 15 al 17 de marzo con la intención de relanzar este mercado, muy afectado en los dos últimos años con la pandemia y haciendo oídos sordos al conflicto. Se trata de una de las celebraciones más relevantes para el turismo ruso, con un nivel de presencia extranjera relevante. Según figura en su página web, en la edición de 2021 acudieron un total de 611 expositores procedentes de 52 regiones de Rusia y 28 países. Esto se tradujo en 10.446 visitantes de 80 zonas nacionales “clave” y de 51 países. Para hacer una comparativa, la versión descafeinada de Fitur 2021 contó con 5.000 empresas de 55 países.

A falta de saber las condiciones en las que tendrá lugar, las bajas de última hora a causa de las restricciones actuales impuestas desde medio mundo han trastocado su hoja de ruta. En el listado de expositores figuran sobre todo agentes locales y algunos extranjeros, principalmente de Turquía, Argelia, Egipto, Armenia o Tailandia, pero ni rastro de España, después de que el Instituto de Turismo de España (Turespaña), anunciara hace unos días que no asistiría al evento, en el que era recurrente, tras cancelar toda su actividad promocional en Rusia. A este organismo le han secundado el Cabildo de Tenerife, que ha rescindido el contrato con la oficina encargada de la representación e intermediación turística de la isla en el mercado ruso, como condena por los ataques.

En el ámbito empresarial se encuentra la cadena de Hoteles Meliá, quien a través de su CEO, Gabriel Escarrer, han avisado de que será la “primera vez” que no estarán en la MITT de Moscú. “Deseamos que la paz y la cordura vuelvan a reinar y todos, rusos y ucranianos, puedan volver a vivir y a viajar libres y seguros”, agregaba en el mensaje Escarrer. El embargo turístico supone un varapalo para la compañía por el peso de los visitantes rusos a España en el último año. En las cuentas anuales de 2021, reconocen que el aumento de los vuelos semanales desde ese país en el segundo trimestre del año provocó un fuerte aumento de la demanda, llegando a ser el mercado de mayor aportación por clientes e ingresos. “El crecimiento de Rusia permitió que, de solo cinco hoteles abiertos al turismo a inicios de año, ya para el verano la cifra se había extendido a siete”, añaden.

Frente a este panorama de cancelaciones, la directora general de Renaissance Travel Agency, Marlene Rodríguez, cuenta a La Información que las expectativas del mercado español “eran muy altas” en la feria, con una delegación “más extensa” que el año anterior. La previsión iba en línea con las “optimistas” esperanzas depositadas en el destino en Fitur 2022. El turista ruso destaca por el elevado nivel de gasto que genera en España, muy por encima de ingleses y alemanes. Según datos del INE, estos destinaron una media de 175 euros al día durante 2019, frente a los 136 euros de británicos o los 138 euros de los germanos.

Cabe destacar que la cita se produce en un momento delicado para el turismo ruso, después de que la Organización Mundial del Turismo (OMT) haya convocado una asamblea general extraordinaria para decidir si suspende a Rusia como país miembro al “incumplir” los principios básicos. Si bien no ha precisado la fecha de la reunión, tan solo que será “en los próximos días”, sería la primera vez en su historia que ejecutaría una medida de este tipo. “¡La guerra nunca es la solución, ni ahora, ni nunca!”, ha condenado el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, quien agrega: “Si eres miembro de la organización, te comprometes con nuestras reglas y debes abrazar nuestros valores. Por eso, los que vayan en contra de nuestros objetivos, habrán de atenerse a las consecuencias”.

De confirmarse la expulsión temporal, pondría en una coyuntura complicada al sector, que representa alrededor del 4% del PIB ruso y echaría por tierra el trabajo de promoción realizado en la última década. En 2019 -el último ejercicio completo sin Covid- recibió algo más de 24 millones de visitantes extranjeros, cantidad de la que solo había recuperado una cuarta parte en 2021 y que puede descender a lo largo de este 2022 si el conflicto se agrava. A ello se añaden otros factores como el traslado de la final de la Champions League, prevista para el próximo 28 de mayo, de San Petersburgo a París, o la cancelación del GP de Fórmula 1 en el aeródromo de Sochi, que iba a disputarse el 25 de septiembre.

Si bien las fuentes defienden que el MITT de Moscú venderá una estrategia turística basada en los viajes domésticos a raíz de los acontecimientos, la asfixia financiera en la que está sumida la economía rusa tras las sanciones, que le ha abocado a subir los tipos de interés hasta el 20% e imponer un ‘corralito’ bancario, no queda muy claro el potencial de la demanda interna para consumir. Todo apunta a que el turismo ruso sufrirá un batacazo antes de comenzar a despegar tras la pandemia.