El Banco Central Europeo dio este jueves un puñetazo sobre la mesa subiendo medio punto los tipos de interés oficiales, el doble de lo que había avanzado que haría en junio.
El temor a una inflación que no deja de batir récords y que afecta cada vez a a más productos que ha llevado en Frankfurt a tomar una decisión más drástica.
La subida que aprobó el BCE tiene consecuencias. Algunas son más directas y evidentes como el encarecimiento de las hipotecas y los préstamos en general, pero otras son menos obvias y tardaremos más tiempo en notarlas, como la bajada de la inflación.
El BCE se enfrenta a un dilema muy difícil de resolver entre domar la inflación o dañar el crecimiento. Y con su última decisión parece haber optado por lo primero.
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