Los bancos forman parte de nuestro día a día, casi sin darnos cuenta. La mayoría de los españoles disponen de una cuenta para domiciliar ingresos y gastos, o guardar ahorros.
Jóvenes, mayores e incluso recién nacidos, pueden hacer uso de alguno de los servicios que ofrecen las entidades financieras. Cada vez es más habitual encontrar productos adaptados a cada edad y perfil, desde el bebé hasta el jubilado. El objetivo es único: ganar clientes.
El sector bancario ha sido uno de los grandes sufridores en la crisis. La regulación europea le ha exigido más solvencia y una transformación radical que incluye una menor presencia física (reducción de sucursales). Al tiempo, se ha producido una revolución tecnológica que ha desembocado en una estructura de uso para el cliente totalmente innovadora, mucho más cómoda y accesible que la tradicional.
La gran baza para los bancos está en el enorme potencial de crecimiento que ofrece en número de usuarios y, por tanto, de negocio.
Internet, y especialmente el móvil, ha sustituido a la ventanilla de la oficina. Hoy en día, desde cualquier lugar y en cualquier momento es posible realizar una amplitud de operaciones, como abrir una cuenta mediante un selfie, pagar con el móvil o retirar efectivo en una gasolinera o supermercado.
La aceptación de esta nueva forma de entender la banca está siendo espectacular. Según los últimos datos de Eurostat, el crecimiento de uso de la banca por internet en España ha pasado del 14% en 2005 al 43% del pasado ejercicio. Se trata de un avance histórico para la industria.
Por otro lado, un reciente informe de Funcas señala que únicamente un 20,1% de la población no dispone de servicios online para sus cuentas bancarias. Eso sí, aunque cada vez somos más gestores de nuestro propio dinero, no prescindimos de visitar la sucursal de vez en cuando. El mismo estudio detalla que sólo el 13,7% opera en exclusividad con bancos tecnológicos.
La opción más utilizada en la banca online –tanto por internet como por móvil– es la consulta de saldo y movimientos. Por detrás se sitúa la de pagos de facturas y recibos, y la realización de transferencias. Más de un 60% de los encuestados que participaron en el análisis de Funcas calificaron de «"muy práctico" este sistema.
El perfil medio de un cliente de servicios financieros digitales en España es una mujer trabajadora de menos de 39 años con hijos y con ingresos mensuales en el hogar de entre 3.000 y 5.000 euros, según Funcas.
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