El Gobierno fía el crecimiento de 2024 a crear 700.000 puestos de trabajo y que los salarios suban un 4%

La vicepresidenta primera del Gobierno en funciones, Nadia Calviño.
La vicepresidenta primera del Gobierno en funciones, Nadia Calviño.
JALALA MORCHIDI / EFE
La vicepresidenta primera del Gobierno en funciones, Nadia Calviño.

España tendrá que tirar de sí misma para poder crecer el año que viene. El parón en la economía de la eurozona que han provocado la guerra en Ucrania y los elevados tipos de interés dejará a la demanda interna del país como único motor de crecimiento en 2024. Así lo ve el Gobierno y así lo ha reflejado en el Plan Presupuestario remitido a Bruselas el domingo, pero que se ha divulgado el lunes. Pero para que los planes del Ejecutivo funcionen, el empleo tendría que seguir creciendo con mucha fuerza también el año que viene, al igual que los salarios, algo que se antoja difícil en plena ralentización mundial. En concreto, el Gobierno confía en que entre 2023 y 2024 se crearán más de 700.000 puestos de trabajo a tiempo completo y que los sueldos repuntarán un 3,7%.

Esos 700.000 empleos que promete el Ejecutivo para este bienio, son los mismos que se crearon en 2022, un ejercicio en el que la economía española sumó 690.500 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo (la métrica del empleo que se utiliza para calcular el PIB). Es importante resaltar que 2022 fue un año de fuerte crecimiento en el que la economía nacional avanzó un 5,8%, casi tres veces más de lo que prevé el Ejecutivo para el periodo señalado.

Los indicadores del mercado de trabajo en lo que llevamos de año apuntan a que el objetivo del Gobierno podría ser viable. Entre el segundo trimestre de 2023 y su equivalente en 2022, se han creado alrededor de medio millón de empleos, por lo que con que 2023 sumara 200.000 puestos de trabajo más sería suficiente. Si se cumpliera con el ritmo de avance del empleo a creación de puestos de trabajo observada entre 2014 y 2019 —el último periodo expansivo de la economía española antes de la pandemia— bastaría. La duda está en si una economía en pleno proceso de ralentización será capaz de alcanzar esas cifras.

El Gobierno justifica la viabilidad de sus previsiones en que las reformas estructurales que se han aplicado durante la anterior legislatura "han mejorado el desempeño del mercado laboral español", lo que sirve como incentivo "para incrementar el tamaño de la fuerza laboral nacional y extranjera". Un argumento similar al que se esgrime para sostener la reforma de las pensiones

La previsión de crecimiento salarial para 2024 se mueve más en la línea de lo que marcan los últimos indicadores. El Ejecutivo prevé que los salarios —medidos siempre en términos de PIB— mejoren un 3,7% en 2024. Una previsión que, de cumplirse, permitiría a los asalariados recuperar algo de poder adquisitivo perdido, sobre todo a partir de la segunda mitad del año en la que se espera que la inflación sea más baja. 

La estadística de convenios colectivos de trabajo refleja que los acuerdos firmados en 2023 recogen ya una subida salarial hasta septiembre del 4,3% en promedio. En esa misma línea, la propia contabilidad nacional señala que la remuneración de los asalariados creció un 5,4% en el segundo trimestre de 2023 en comparación con el mismo periodo del año pasado. Además, el acuerdo salarial entre empresarios y sindicatos para negociar los convenios prevé una subida del 3% para 2024, si bien esta referencia es orientativa.

El crecimiento económico estará dentro de las fronteras

Todo hace pensar que, con la economía de la eurozona congelada, el crecimiento económico en 2024 se dirimirá dentro de las fronteras españolas. El Ejecutivo prevé que el PIB crezca un 2% en 2024, un incremento que vendría dado en exclusiva por la demanda nacional. Es decir, el consumo y la inversión de los hogares y las empresas españolas serían el único sustento de la economía el año que viene. Las exportaciones, que el año pasado aportaron la mitad del crecimiento, quedarían fuera de la ecuación e incluso restarán PIB.

El Plan Presupuestario prevé que el consumo y la inversión aceleren gracias al dinamismo del mercado laboral, el papel del plan de recuperación y resiliencia y la solvencia financiera de empresas y hogares. En concreto, el consumo privado avanzaría un 2,5% el año próximo, frente a un 1,5% esperado este año. Mientras que la inversión, medida como formación bruta de capital fijo, aceleraría desde un 3% en 2023 a un 4% en 2024.

Sin embargo, la Airef no lo ve tan claro. La autoridad fiscal independiente cree que esa aceleración del consumo privado el año que viene "puede resultar optimista en un contexto de declive de la confianza de los consumidores y de endurecimiento de las condiciones de financiación de los hogares". 

Así se lo ha hecho saber al Gobierno tras avalar su escenario macroeconómico. El vigilante fiscal también se muestra escéptico respecto a las cifras de inversión. En este apartado, advierte del impacto adverso que pueden tener las condiciones de financiación cada vez más duras sobre la inversión de las empresas y en el mercado de la vivienda residencial.

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