El repunte de la inflación sitúa en septiembre la media de subidas salariales por debajo del alza de precios por primera vez desde abril

El crecimiento de la inflación mantiene la atención puesta sobre el bolsillo de los consumidores. En el último año, los precios han aumentado un 3,5%, según confirmó este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE). El repunte de casi un punto en la tasa de variación del IPC en septiembre ha provocado que las subidas salariales pactadas en los convenios colectivos se hayan situado por debajo del alza de precios por primera vez en cinco meses, pese al avance de la revalorización de los sueldos. 

La estadística de negociación colectiva del Ministerio de Trabajo indica que los salarios pactados en los 3.110 convenios registrados hasta septiembre han subido de media un 3,41%, un incremento que ha afectado a más de 9,5 millones de trabajadores. Esta revalorización mejora el dato de agosto (3,38%) y acorta distancias con la subida del 4% recomendada en el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) firmado por sindicatos (CCOO y UGT) y patronal (CEOE y Cepyme) en mayo a modo de orientación.

A pesar de la tendencia al alza de las subidas salariales pactadas en convenio, el crecimiento de los precios adelantó en septiembre a la revalorización de los sueldos. En términos interanuales, la inflación se aceleró nueve décimas en el noveno mes de 2023, hasta alcanzar una tasa del 3,5%, la más elevada en cinco meses, según reflejan los datos del INE. El alza de los precios supera ligeramente al de los sueldos, algo que no ocurría desde el mes de abril, cuando la tasa de variación del IPC llegó al 4,1%, frente a una subidas salariales en convenio del 3,14%. En los meses posteriores, la desaceleración de la inflación dejó margen a los sueldos, que crecieron por encima del 3,2%.

En ese periodo, la inflación acumula tres meses al alza, después de que en junio cayera hasta el 1,9%, cumpliendo momentáneamente con el objetivo del Banco Central Europeo (BCE) de contener al 2% el crecimiento de los precios —suspendido hasta final de año—. Aquella desaceleración fue circunstancial. El umbral ansiado por la autoridad monetaria se volvió a superar ya en julio, con una tasa de variación interanual del IPC del 2,3%, a la que han seguido dos incrementos más. El más pronunciado ha sido el registrado en el último mes, en el que la inflación se aceleró nueve décimas hasta registrar una tasa del 3,5%.

El repunte de los precios se debe fundamentalmente a un efecto estadístico denominado 'efecto base' o 'efecto escalón'. Al medirse la inflación en términos interanuales, como porcentaje de variación entre el IPC de un mes y el del mismo periodo del año anterior, la comparación con septiembre de 2022 —cuando la escalada en los precios de la energía empezaba a remitir— resulta desfavorable. La gasolina, por ejemplo, se ha encarecido en el último año un 15,8%. De hecho, al excluir del cómputo el precio de la energía y los alimentos no elaborados, la inflación subyacente se moderó en septiembre tres décimas hasta el 5,8%, su tasa más baja desde junio de 2022.

Un 4% orientativo

De este modo, el incremento de la inflación no ha sido imprevisto, sino que se esperaba por el 'efecto base', que seguirá empujando al alza el IPC hasta final de año. Las previsiones de la Comisión Europea apuntan a que España cerrará 2023 con un nivel medio de subida de precios del 3,6%, la tasa más baja esperada entre las principales economías de la eurozona y similar a la pronosticada por el Banco de España. En ese entorno de inflación, los agentes sociales firmaron en mayo el V AENC, un acuerdo marco que recomienda subidas salariales del 4% en 2023 y del 3% tanto para 2024 como para 2025, con una cláusula de revisión salarial que, en caso de desviación de la inflación, podría implicar alzas adicionales de hasta un 1% para cada uno de los años de vigencia del acuerdo.

Según los datos del Ministerio de Trabajo, la mayoría de las subidas salariales con efectos en 2023 se pactaron antes de que patronal y sindicatos llegaran a un entendimiento y se quedan lejos de la cota fijada en el acuerdo marco. En concreto, el 74,2% de los 3.110 convenios colectivos que han dado lugar a incrementos salariales en lo que va de año se firmaron antes de 2023 y comprenden subidas medias del 3,09%, frente al alza de un 4,27% suscrito en los 801 acuerdos revisados este año. 

También hay diferencias por sectores, los convenios relativos a actividades domésticas son los que recogen las mayores alzas, con una media de subida salarial del 6,35%. Les siguen los acuerdos firmados en los sectores de actividades artísticas y recreativas, hostelería y comercio, todos ellos con revalorizaciones medias por encima del 3,7%. En cambio, los convenios relacionados con el suministro de energía, actividades inmobiliarias e industrias extractivas no llegan a un aumento medio del 2,4%.

Un poder adquisitivo mermado

La tendencia al alza de los incrementos retributivos no compensa la pérdida de poder adquisitivo que en los últimos años han acumulado los sueldos. La subida salarial media pactada en convenio en 2022 fue del 2,99% —el porcentaje se elevó hasta el 3,18% una vez aplicadas las cláusulas de garantía salarial—, un dato casi tres veces menor a la inflación, que registró una tasa media del 8,5% en el conjunto del año. Aunque menos profunda, en 2021 la diferencia había sido también en favor del IPC, al subir los salarios de media un 1,61%, frente al 3,1% de variación anual de los precios.

Según la estadística de negociación colectiva, solo 449 de los convenios registrados en lo que va de año incluyen cláusulas de garantía salarial —y únicamente en 311 se aplica con carácter retroactivo—, es decir, contemplan modificaciones al alza o a la baja en las tablas salariales en función de la evolución de los precios. Estas cláusulas de salvaguardia afectan a 2,19 millones de trabajadores, lo que supone un 23% del total de asalariados cubiertos por los más de 3.110 convenios contabilizados en lo que va de año.