Anuncios. ¿Papel Mojado?

Jaume Grau, abogado experto en temas inmobiliarios de CA Consultores, explica el motivo: «Un contrato del tipo que sea se produce cuando dos partes consienten. Cuando te entregan una publicidad, obviamente, no estás firmando ningún contrato. Pero si adquieres una vivienda atraído por una publicidad, esa publicidad pasa a formar parte del contrato». Así lo ratifican numerosas sentencias y algunas leyes.

Estos folletos, por tanto, serán muy útiles para reclamar incumplimientos una vez nos hayan entregado las llaves. Un incumplimiento se da cuando nos entregan algo distinto o falta algún elemento prometido. Conviene distinguirlos de los defectos, como un azulejo mal puesto. La ley los trata de distinta manera, con plazos de reclamación diferentes.

Dos únicas excepciones

Únicamente hay dos casos en los que la publicidad de nuestra vivienda no tiene carácter contractual:

- Cuando se excluye explícitamente en el contrato de compraventa. No obstante, Jaume Grau reconoce que es una práctica muy poco frecuente.

- Cuando se apunta en el mismo folleto que no tiene carácter vinculante. Algo que, según Grau, es poco serio y  resta credibilidad a dicha publicidad.

«O similar»

Normalmente, en las memorias de calidades se habla de marcas o materiales. Es muy habitual encontrarse la expresión «o similar». Una herramienta necesaria y legítima para el promotor, pero que no justifica que se aproveche para presentar calidades inferiores o algo que no tiene nada que ver con lo publicitado.

Para evitar sustos

Grau propone varias medidas que tanto compradores como promotoras pueden adoptar para evitar desencuentros.

- Especificar en lo posible la memoria de calidades.

- Contar con un piso piloto o de muestra: la prueba palpable de las calidades exigibles.

- Leer con cuidado toda letra pequeña.

- Buscar el asesoramiento de un profesional a la hora de firmar el contrato. «El 99% de la gente firma a ciegas. Si te vas a  gastar 50 millones, invierte 300 euros en un asesor».