España fue el tercer país de la OCDE donde más creció el PIB en 2023

El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, durante una intervención en el Senado.
El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, durante una intervención en el Senado.
GUSTAVO VALIENTE / EP
El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, durante una intervención en el Senado.

El recientemente concluido 2023 ha sido un año de alegrías económicas para España. La fuerte recuperación del turismo y los servicios de contacto fueron un gran motor de crecimiento en un clima internacional de estancamiento y dudas, especialmente en la eurozona. El PIB español superó las expectativas de los analistas y cerró 2023 con un incremento del 2,5%. Una cifra que en la OCDE solo fueron capaces de superar Costa Rica (5,1%) y México (3,1%) y que Estados Unidos —una de las economías más dinámicas del mundo en este momento— igualó. 

Así se desprende de la recopilación de datos de PIB del cuarto trimestre que ha difundido este miércoles la OCDE, una organización internacional que agrupa a países en su mayoría de renta elevada. Las cifras que proporciona el organismo son preliminares. Por el momento, solo hay datos completos de 2023 en 17 de los 38 países del grupo. Aunque previsiblemente España superará en crecimiento a la mayoría de Estados de los que falta información, hay países como Polonia, Croacia o Brasil que podrían superar el registro anual español cuando reporten su dato de PIB del cuarto trimestre.

Lo que sí se sabe ya con certeza es que España fue capaz de crecer por encima de la media de las grandes regiones económicas del mundo. El PIB español en 2023 superó en nueve décimas la media de la OCDE (1,6%), el del G7 (1,7%) y quintuplicó los registros de la eurozona y la Unión Europea (0,5%).

Entre los motivos que explican por qué España ha logrado salir mejor parada que el resto de las grandes economías avanzadas destaca la composición sectorial del tejido productivo español. 2023 fue el año de la recuperación del turismo internacional y la economía española —donde este sector aporta en torno al 10% del PIB y el empleo— lo notó particularmente. España fue capaz de esquivar el estancamiento que sufren sus socios europeos también gracias al menor peso de la industria en la economía, la menor dependencia energética de Rusia y también la menor importancia de China para sus exportaciones.

Las perspectivas a corto y medio plazo también son favorables. Los principales organismos de análisis coinciden en situar a España como la gran economía europea que más crecerá en los próximos dos años. La Comisión Europea apuesta porque España crecerá un 1,7% este 2024 y un 2% en 2025, por encima de Alemania, Francia e Italia en ese periodo de tiempo. 

Sin embargo, no todo todo lo que es oro brilla. Pese a las buenas perspectivas a corto y medio plazo, la economía española tiene un problema importante de productividad. La capacidad de generar crecimiento por habitante y por hora trabajada es la misma que hace diez años. La actividad se sigue concentrando en sectores de escaso valor añadido para la economía como es el caso del turismo. Sin una revolución productiva, coinciden los economistas, será difícil superar la precariedad laboral y salarial que sufre buena parte de la población del país, especialmente los jóvenes.

Los fondos europeos impulsarán el PIB un 3,5%

El futuro de la economía española a medio plazo está condicionado, en buena parte, por la ejecución de los fondos europeos de recuperación. El programa Next Generation EU está en su ecuador y la Comisión Europea ha aprovechado para publicar una evaluación de cómo está funcionando el mecanismo hasta ahora. 

Una de las conclusiones más llamativas del informe, que se ha publicado este miércoles, es que Bruselas calcula que los fondos europeos impulsarán el PIB español hasta un 3,5%. Es decir, al final del programa España se habrá anotado un plus de crecimiento de ese porcentaje que no se habría logrado sin el Next Generation. Además, hay que tener en cuenta que las reformas vinculadas a la recepción de los fondos también deberían tener un efecto impulso sobre la economía, que la UE no cuantifica en su modelo.

Este impulso es uno de los mayores de entre todos los países de la UE, de hecho supera muy claramente la media prevista para el club del 1,4%. Buena parte de esta diferencia se explica porque España es uno de los mayores receptores de fondos en relación a su tamaño. La asignación de fondos tuvo muy en cuenta el descalabro que sufrieron las economías europeas en 2020 y el de España fue el mayor de toda la unión. 

En lo tocante al desarrollo de las reformas, España es el segundo país de la UE que más avanzado va. Solo Italia, que ha completado ya 178 hitos y objetivos (un tercio del total) supera a España, que ha culminado 121 (un 29% de los previstos). La Comisión Europea destaca en su informe las reformas en el mercado de trabajo, con especial mención a la reforma laboral que, en palabras de los técnicos bruselenses,  "generalizó el uso de los contratos indefinidos e incentivó la flexibilidad interna de las empresas, logrando un equilibrio entre protección del trabajador y la flexibilidad esperado desde hace mucho tiempo".

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