Fruta buena, fea y barata: la inflación obliga a dejar de "comprar con los ojos"

  • Una comercializadora almeriense ha presentado un proyecto para dar salida a frutas y hortalizas poco estéticas.
  • En 2021, se tiraron a la basura en España 1.245,8 millones de kilos/litros de alimentos.
Hay tanto peras en invierno como en verano, dependiendo del tiempo necesario de maduración, aunque las primeras se conservan mejor que las segundas. Están presentes en numerosos platos.
Peras.
Pixabay/PIRO4D
Hay tanto peras en invierno como en verano, dependiendo del tiempo necesario de maduración, aunque las primeras se conservan mejor que las segundas. Están presentes en numerosos platos.

El año pasado fue, climáticamente, bastante inusual en Almería. Dos semanas de calima seguidas de lluvias y más frío de lo normal. Esas anomalías hicieron que los tomates crecieran en la mata con una manchitas amarillentas, habituales con las bajas temperaturas, llamadas brochis, que provocan que el producto no esté totalmente rojo por fuera.

"El sabor no cambia, es solo el aspecto", explica Juan Manuel Andújar, un agricultor de 37 años, quinta generación de una familia dedicada al campo en la zona de cultivo de La Vega de Almería. En su finca de tres hectáreas cultiva ahora tomate, pero también ha tenido pepinos y pimientos y sabe bien cómo distintos factores pueden hacer que, parte de la producción, no tenga el aspecto perfecto que suelen presentar las frutas y verduras en los supermercados de las ciudades.

"El pimiento california, cuando tienes mucho calor, en lugar de los cuatro cascos que tiene, hace que tenga tres y que tenga la pared más finita o que esté un poquito doblado. En años como este, con mucho calor, está pasando, las plantas están como exhaustas y el producto que sale no es el mismo al que estamos acostumbrados", explica Andújar.

"Es una verdura tan válida como cualquier otra", insiste el agricultor. Y esto, hasta ahora, ha llevado al absurdo de que, cada año, una parte nada desdeñable de las producciones acaben en contenedores por no poder darle salida simplemente por su aspecto.

Ahora, la inflación, la perspectiva de una futura crisis económica y unos consumidores que tienen menos remilgos ante las estrecheces, han generado la oportunidad perfecta para que La Unión, una comercializadoras de frutas y hortalizas almeriense, apueste por dar salida a estos productos buenos, feos y, sobre todo, baratos.

"Es un desperdicio tanto desde el punto de vista sostenible como económico en un momento en el que esta producción también podría ser un producto más accesible precisamente para las familias que no tengan otra opción en su cesta", declara Jesús Barranco”, el CEO de La Unión.

Su iniciativa, a la que han bautizado como I’mperfect, consiste básicamente en comercializar frutas y hortalizas que no tienen un aspecto perfecto con importantes descuentos de hasta el 50%, algo habitual en países del centro y norte de Europa, pero aún una rareza en España.

Gastar lo mismo, comprar menos

La escalada de precios que se vive en España y en el resto de Europa desde hace más de un año está llevando al límite a muchos hogares que ya han agotado los ahorros que pudieron acumular durante lo más duro de la pandemia, cuando el gasto se redujo de forma abrupta.

"Ante una subida de precios mayor que tu presupuesto lo que haces es gastar lo mismo en menos cosas", explica Antonio Sanabria, profesor de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid. "Cuanto menor nivel de renta, el peso de los bienes básicos es mayor, entonces, lo que se hace es comprar lo hiperbásico, legumbres, arroz, pasta o se tiende a tirar más de fruta de temporada y menos de fruta de importación, tipo piña, banana o no digamos ya frutas más exóticas".

"Se tiende a tirar más de fruta de temporada y menos de fruta de importación, tipo piña, banana o no digamos ya frutas más exóticas"

Si no hay dinero para un tomate sin una sola mota y con una forma esférica digna de una pelota de tenis, quizás uno con brochis o un pimiento de tres cascos a mitad de precio puedan ser una buena solución, más aún cuando su sabor y sus propiedades son exactamente las mismas.

"La gente de ciudad tiende mucho a comprar con los ojos", señala el profesor Sanabria. "Una iniciativa como esta de dar salida a los productos menos estéticos vendiéndolos más baratos puede ser útil porque es igual de sano, puede estar más feo, pero no tiene ningún problema de salud ni te arriesgas a nada por comprarlo".

Una cuestión ética… y de supervivencia

Aprovechar alimentos perfectamente aptos para el consumo que, de otra forma, acabarían en un contenedor de basura, no solo sirve para resolver un problema económico, sino también uno ético.

Según los datos del Ministerio de Agricultura, en 2021, se tiraron a la basura en España 1.245,8 millones de kilos/litros de alimentos -una media de 28 kilos/litros por persona-, la inmensa mayoría, alimentos que no habían sido cocinados ni preparados de ninguna forma.

El Gobierno aprobó una ley para prevenir el desperdicio alimentario hace justamente un año, calificándola como una normativa "concebida para producir una drástica reducción del desecho de alimentos sin consumir que acaba en la basura y fomentar un mejor aprovechamiento de los mismos".

"Yo creo que las nuevas generaciones tienen muy asumido el aspecto social de la compra", declara Barranco, el CEO de La Unión. "En todo el norte de Europa tienen una madurez social mayor que en España, quizás porque nosotros, como estamos más cerca del producto, no lo valoramos de la misma forma".

"Estas iniciativas van a hacer que al campo le vaya mejor y que por lo menos dejemos de perder"

Pero también en el aspecto económico, en este caso para los productores, la iniciativa puede ser otro empujón en tiempos difíciles.

El agricultor Juan Manuel Andújar gastó este año en sus siete sacos de abono, fertilizante y demás material necesario para iniciar la campaña, 350 euros más que el año pasado: "Hablan de que el precio de las verduras está inflado, pero es que también se han inflado los costes".

Poder aprovechar esa parte de la cosecha que no se puede comercializar normalmente le permitirá, en sus palabras, "tener un poquito más de ganancia, simplemente para sobrevivir".

- ¿Será suficiente con la que está cayendo?

- "Si es que los que somos agricultores de verdad no estamos pensando siempre en el dinero y el beneficio, yo lo primero que pienso ahora, que todavía no estoy produciendo, que todavía estoy esperando mis tomates, es que la planta esté bien. Me da igual los gastos que tenga que hacer. Tú cuidas la planta y ya, después, vas tirando. Estas iniciativas van a hacer que al campo le vaya mejor y que por lo menos dejemos de perder".

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Pablo Rodero
Redactor 20minutos

Escribo reportajes sobre cuestiones sociales desde conflictividad laboral y desigualdad económica hasta tendencias y consumo, con el denominador común de ser historias contadas a través de vivencias personales de sus protagonistas. Anteriormente, he cubierto información local y economía en 20 Minutos y fui corresponsal freelance en Colombia y Reino Unido.

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