Que no te den pota a precio de calamar: el kilo cuesta hasta tres veces menos
- Se parecen mucho en su sabor, hasta el punto de que distinguir calamar y pota no es fácil y de eso se aprovechan algunos vendedores.
- El kilo de calamar puede llegar a triplicar el de pota y diferenciarlos una vez que están cortados, rebozados y cocinados es prácticamente imposible.
Otra cosa es al comprar las piezas enteras al natural, pues entonces sí son diferenciables, pero no tanto si están ya cortados. Ojo también con esos productos preparados que se venden como "anillas", pues abunda la pota y solo sabremos que no son calamares si damos la vuelta al paquete y comprobamos sus ingredientes en letra pequeña.
El calamar es un producto muy apreciado en España, especialmente en algunos lugares como Madrid, donde los bocadillos de calamares tienen tanta tradición como el cocido o los callos. Sin embargo, ¿es calamar todo lo que nos venden? No, en productos preparados la diferencia está controlada con matices, pero no tanto si se trata de consumir en algunos locales de restauración, puesto que se ha comprobado que algunos ofrecen pota, mucho más barata, a pesar de que lo que anuncian es calamar.
La picaresca en este sentido también alcanza a algunos productos envasados, que definen como "anillas rebozadas", "anillas de mar" o "tiras rebozadas", leyendas que no matizan que el artículo está preparado a base de pota, no de calamar, hasta que uno acude a la letra pequeña que describe el producto.
La pota se conoce también como calamar gigante, luras en Galicia o jibia en Latinoamérica, aunque la jibia en España es la sepia, que se llama choco en función de su tamaño. La pota abarca varias especies: la común, la voladora, la costera o la argentina, que es la más apreciada y la más cara dentro de la pota, pero que sigue lejos de los precios más caros del calamar.
Cómo apreciar las diferencias
Las piezas de calamar y pota se diferencian bastante a simple vista, si es que se compran al natural y enteras, troceadas es bastante más complicado distinguirlas. La pota tiene las aletas mucho más grandes y manchas rosadas más oscuras, pero el sabor de ambos cefalópodos es similar.
La pota tiene un gusto más potente y una textura más ruda, que se disimula en parte si la pieza se reboza, pero ninguna de las especies de pota alcanza el sabor del calamar. Eso sí, las propiedades nutritivas son casi idénticas, con un considerable aporte de proteínas, fósforo, potasio, magnesio, selenio, hierro, vitaminas B3 y B12 y escaso aporte de grasas.
El tamaño de la pieza influye tanto en la pota como en el calamar a la hora de fijar un precio, pero la pota más cara está lejos del coste del mejor calamar. El precio de la pota es muy inferior al del calamar en todos los casos, tanto al natural como presentada en conserva y etiquetada.
En este último caso, al tratarse de productos envasados con añadidos, los precios por kilo se incrementan notablemente en todos los casos, y se aprecia aún mejor la diferencia de coste de calamar y pota. Por ejemplo, una lata de conservas de "calamares en su tinta" de 72 gramos de la marca Cuca cuesta en Alcampo 2,57 euros (35,69 el kilo), mientras que otra de "trozos de pota" en salsa americana también de 72 gramos sale por 77 céntimos (10,69 euros el kilo).
La pota es hasta tres veces más barata
El precio del kilo al natural de pota neozelandesa para piezas enteras ronda los 5 euros en España, mientras que la que ya ha sido limpiada y elaborada en tubos está en torno a los 6,50 euros, que son más de 8 si se dispensa ya limpia y cortada. Solo el kilo de calamar pequeño nacional al natural y sin elaborar puede tener un precio similar al de la mejor pota en las mismas condiciones: unos 7 euros/kilo.
El calamar patagónico argentino, el más habitual, es el que más se confunde con la pota y el que, por ello, más picaresca suscita, puesto que en gran medida es pota y su precio lo delata: 7 euros el kilo. El calamar nacional mediano cuesta entre 17 y 19 euros el kilo, y el calamar nacional extra, que son piezas seleccionadas, entre 19,50 y 22,50 euros/kilo.
Así, comprobamos que el precio del calamar puede doblar ampliamente el de pota e incluso triplicarlo si hablamos de productos frescos de pescadería. La diferencia es aún más evidente en productos envasados. Distinguir ambas especies no es fácil, sobre todo si las piezas están ya cortadas, rebozadas y cocinadas, y en esto también influye dónde se adquieran los productos, que debe hacerse siempre en comercios que indiquen claramente qué es cada cosa y nos ofrezcan plenas garantías.