La fusión BBVA-Banco Sabadell amenaza la supervivencia de más de 400 sucursales
La pérdida de puestos de trabajo también figura entre los argumentos para rechazar la opa de BBVA sobre Banco Sabadell. Irremediablemente, todos los procesos de fusiones bancarias han conllevado despidos y cierre de sucursales. Todo apunta a que este caso no será la excepción. Ante la incertidumbre de si la opa saldrá adelante, los analistas de BNP Paribas estiman que la nueva entidad resultante podría recortar en hasta 420 el número de sucursales.
"En términos de plantilla hemos calculado que podrían reducir el número de empleados en más de 6.000, procedentes tanto de los servicios centrales como de las sucursales", estiman en su último informe, en el que detallan que las oficinas centrales representan el 30% de la plantilla. Según datos aportados por las propias entidades, la plantilla de BBVA asciende a 27.735, mientras que la de Banco Sabadell es del 13.400 empleados.
En conjunto suman 41.135, con presencia destacada en Cataluña y Comunidad Valenciana, cifras que se incrementaron a raíz de la adquisición de Catalunya Banc (Catalunya Caixa) por parte de BBVA en el marco de la post crisis financiera, al tiempo que Sabadell se ha visto reforzado en la región vecina a raíz de la absorción del Banco CAM en 2012. Al igual que sucede con la fuerza laboral, los problemas de concentración de oficinas también se dan en estos dos territorios.
En estas dos regiones se encuentran alrededor del 37% de los espacios, ubicándose la mayor parte de ellos en Cataluña. Según datos de fuentes sindicales, Banco Sabadell cuenta en esta comunidad autónoma con 343, cifra que se eleva a 409 en caso de BBVA, al tiempo que en la región valenciana el primero suma 200 y el segundo 210. No obstante, al analizar la cuota de mercado conjunta en ningún caso se llega al 50%.
En concreto, Cataluña es junto a Ceuta y Melilla donde la concentración conjunta es más elevada, llegando al 35% en ambos casos. En la Comunidad Valenciana, por su parte, la suma de las sucursales de BBVA y Sabadell suponen el 24% de la cuota de mercado total, situándose por debajo de Asturias, donde llegan al 25%. En base a esto, el citado informe estima que "cualquier cota de mercado en sucursales por encima del 18% se reduce", excepto en Cataluña, donde establecen el umbral en el entorno del 18%".
Cabe destacar que el grupo de origen vasco acordó el pasado mes de mayo la venta de un total de 300 oficinas por valor de 100 millones en el marco de su plan por reforzar la digitalización a un fondo. Según detalló el country manager de BBVA España, Peio Belausteguigoitia, esta operación se venía trabajando desde hace meses y, por tanto, no está asociada a la operación.
En concreto, la mayoría de estos espacios no se estaban utilizando como oficinas abiertas al público, sino que estaban arrendadas a terceros o se utilizaban para otro tipo de negocios. "El acuerdo viene de antes con el objetivo de sacar rentabilidad a activos que no estaban vinculados con nuestra actividad económica", especificó.
El presidente de BBVA, Carlos Torres, ha prometido al ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, minimizar el recorte de empleo si triunfa la opa hostil. En concreto, especificó que el recorte de empleo previsto en la fusión sería inferior a los despidos llevados a cabo por el sector en los últimos años.
La presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ya ha apuntado que en su análisis seguirá la metodología empleada con CaixaBank y Bankia en el que se estudió el grado de competencia a nivel de código postal frente a los realizados con anterioridad, en los que se examinaba desde un prisma nacional. El número de oficinas se ha reducido de manera paulatina en España desde la crisis financiera de 2008, que apuntaló la consolidación del sector, hasta situarse por encima de las 17.500, mínimos desde 1975.
La duplicidad de funciones o la concentración de espacios en un mismo código postal han empujado a reducir la red comercial. Pese a ello, la Asociación Española de Banca (AEB) arroja que España es el tercer país con la ratio de habitantes por oficina más baja de la Unión Europea (UE). A esto hay que añadir cuestiones como el tamaño, ya que son mucho más pequeñas con respecto al resto de países de la Unión Europea, ya que apenas cuentan con nueve empleados, pero registran una productividad un 47% más elevada que la media de los veintisiete.