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Los asesores de voto critican el exceso de poder y de retribución del jefe de Sacyr

Manuel Manrique, presidente de Sacyr

Sacyr ha pasado la consabida revisión a cargo de los asesores de voto que este año están adquiriendo un especial protagonismo en las juntas generales de las grandes sociedades cotizadas del Ibex 35. La constructora que preside Manuel Manrique ha sido sometida al análisis del consorcio europeo Expert Corporate Governance Service (ECGS) y las conclusiones dejan bastante que desear en dos aspectos básicos de gobierno corporativo, como son la concentración de poder en la cúpula ejecutiva y la discrecionalidad del consejo a la hora de ejecutar la política de retribuciones acordada por los accionistas.

La cumbre anual con los accionistas que se celebra el próximo día 13 de junio deberá abordar el nombramiento del propio Manrique como máximo responsable ejecutivo de la constructora mediante su reelección como consejero ejecutivo. Los 'proxy advisors' han recomendado un voto de castigo contra el presidente de la compañía bajo el argumento de que Manrique asume demasiado poder en la empresa, ya que combina el cargo de chairman con el de consejero delegado o chief executive officer (CEO), como se denomina en el mundo anglosajón. Los estándares internacionales de gobierno corporativo defienden la separación de poderes que poco a poco se está imponiendo en las sociedades cotizadas pero que, de momento, no es el caso de Sacyr.

Otro factor que influye también en la negativa de los asesores de voto a la reelección del primer ejecutivo de la constructora es la escasa participación relativa de los consejeros con vitola de independientes en el máximo órgano de gobierno. En Sacyr se da una circunstancia agravante y es que los socios del núcleo estable que acumulan un 29% del capital alcanzan una representación de casi el 40% en el consejo de administración. Por esta razón, ECGS recomienda votar también en contra de la designación de la empresa Prilou, SL. como consejera. Dicha empresa es propiedad y está representada por José Manuel Loureda, uno de los fundadores de la compañía.

Más allá de la oposición a estos nombramientos, el análisis de los asesores de voto tiene una especial significación en todo lo que concierne a las retribuciones de los consejeros y la alta dirección de la compañía. La regulación en España exige que los accionistas aprueben con carácter vinculante la política de remuneraciones en un horizonte temporal de tres años y que luego otorguen también su voto consultivo al informe anual de retribuciones con el fin de comprobar si las empresas han cumplido la estrategia comprometida ante la junta general.

Revisión de la política de retribuciones

El dictamen de ECGS lamenta, por decirlo de manera elegante, que Sacyr no haya acometido los cambios que teóricamente fueron inducidos por el voto negativo que efectuaron el pasado año casi una cuarta parte de los accionistas. La política de retribuciones fue aprobada por mayoría suficiente, como no podía ser de otra manera dado el peso accionarial de los socios que se sientan en el consejo de administración, pero la oposición de un 24,9% del capital presente y representado debería haber sido suficiente para que ahora la empresa reformulase, al menos parcialmente, su propuesta para el período 2020-2022.

Al contrario, y según los asesores de voto, el consejo de administración de Sacyr actúa con un "poder discrecional excesivo" a la hora de incrementar todos los componentes; fijos, bonus y planes de pensiones, de la remuneración concedida a Manuel Manrique. En conjunto, el salario del presidente de Sacyr es de 4,8 millones de euros, lo que supone un 109% sobre la media de las grandes compañías constructoras en Europa. Más en detalle, ECGS pone la lupa en la retribución fija de Manrique que, sin contar contribuciones a planes de pensiones, alcanza los 1,7 millones de euros, muy por encima de los 1,05 millones que cobran sus pares europeos y de los 1,02 millones de euros que pagan las grandes constructoras españolas.

El análisis del grupo europeo de 'proxy advisors' repara igualmente en que un 50% del bonus así como un 75% de los incentivos a largo plazo de la retribución que tiene el presidente de Sacyr dependen de las mismas métricas de gestión. Ambos componentes del salario están referenciados a la consecución de unos mínimos niveles de ebitda y beneficio por parte de la compañía. En definitiva, Manuel Manrique consigue acumular su retribución a partir de dos conceptos diferentes pero que, en realidad, dependen de los mismos objetivos económicos.

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