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Queda una semana de negociación

Los sindicatos redoblan la presión sobre Caixabank ante la exigua mejora del ERE

Presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri
Europa Press

Tan solo queda una semana para dar por concluido el periodo de negociación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de CaixaBank. La cuenta atrás se agota, pero los sindicatos y la dirección del banco continúan con posiciones muy alejadas. La representación laboral considera que la última oferta planteada por la entidad se puede tomar como un primer paso para salir del atolladero, pero tienen claro que no firmarán ningún documento que no se base en la voluntariedad. 

Hasta el momento, la entidad no ha sacado hacia delante un ERE de forma unilateral, así que descuentan que las posturas terminarán por estrecharse, si bien reconocen que la complejidad y la envergadura de este caso provoca la contaminación constante de las aproximaciones que se van produciendo. Distintas fuentes sindicales consultadas por 'La Información' consideran que se podrían empezar a encaminar hacia un acuerdo si la cifra de salidas vuelve a reducirse otra vez y si se mejoran las condiciones económicas para los menores de 50 años hasta un nivel que empuje a la adhesión a la plantilla más joven. 

La dirección de CaixaBank propuso ayer a la mesa de negociación reducir el número de despidos necesario para el plan de reestructuración a 6.950 personas, esto es 450 extinciones menos que las planteadas en las últimas reuniones y una rebaja total de 1.341 afectaciones (un 16%) del las salidas propuestas inicialmente, que ascendían a 8.291, el ERE de mayor envergadura de la banca española. A su vez, revisó al alza las condiciones de las compensaciones para los empleados que salgan de la entidad a partir de los 52 años, con un aumento de un punto porcentual de la indemnización que recibirían por la extinción de su contrato.

Los sindicatos mantienen su principal línea roja: la mayor voluntariedad posible. De ahí no se moverán 

Pero estas revisiones no afectaron a las condiciones que se plantean para la parte de menor edad de la plantilla. De este modo, no comunicó ningún cambio sobre las indemnizaciones ofrecidas en planteamientos anteriores a las personas trabajadoras con menos de 52 años. CaixaBank mantiene  los 35 días por año trabajado con un tope máximo de 24 mensualidades y primas por antigüedad  de hasta 5.000 euros para quienes lleven más de 10 años en la entidad o de 1.000 euros para quienes no alcancen la década. Todavía quedan además muchos otros flecos, como la previsión social o la reducción de los derechos. 

A pesar de las críticas anteriores, la ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, piensa ahora que los despidos masivos son imprescindibles en el sector bancario. Eso sí, la titular de la cartera económica se suma al relato de la representación laboral exigiendo que estos procesos traumáticos se realicen bajo la premisa de reducir en la medida de lo posible el número de bajas y, sobre todo, que se hagan bajo la voluntariedad. Si CaixaBank sigue esta línea de diálogo, confía en que llegará a un acuerdo con sus empleados. 

La primera gran huelga de los empleados de CaixaBank en sus 117 años de historia lleva a Goirigolzarri a suspender su aparición en público

Precisamente ayer, a la vez que tenía lugar una nueva reunión de la mesa negociadora, la actividad del grupo CaixaBank quedaba paralizada. La convocatoria de la primera huelga general en los 117 años de historia de la entidad alcanzó un seguimiento de un 90% de la plantilla, con el consiguiente cierre del 70% de las sucursales que tiene repartidas por todo el territorio español. Se trata del primer paro total sufrido por el banco, un acto con el que los sindicatos han querido ejercer presión para que se modifique la política de negociación, después de que el proceso se iniciara el pasado mes de abril y no hayan obtenido mejoras sustanciales. 

Este evento llevó al presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, a suspender su agenda pública. El banquero se había comprometido a participar el martes en los tradicionales Cursos de Verano celebrados en Santander (Cantabria), pero finalmente no acudió. Ni siquiera se reemplazó su ausencia por otro directivo de la entidad. Fuentes cercanas al banco han reconocido que su asistencia se vio amenazada cuando se convocó la huelga, ya que como primer ejecutivo debe estar "al frente del banco y no de bolos". 

No obstante, a los sindicatos no les hubiera parecido una mala idea que Goirigolzarri mantuviera su implicación en las jornadas organizadas por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Es más, han criticado la decisión de no asistir porque consideran que la excusa real que podría estar detrás es que no quería dar la cara ante los medios ni tener que responder a preguntas incómodas.

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