Vodafone culmina su giro agresivo: rebaja la plantilla un 27% y recorta tarifas al mínimo

Zegona no tiene tiempo que perder para tratar de recuperar el pulso con Vodafone España. Y en apenas dos meses a los mandos ha enseñado las cartas en el nuevo tablero de las telecomunicaciones en España. En este arranque de semana se cierran las dos grandes medidas que exhiben un giro hacia una estrategia mucho más agresiva, después de haber vitaminado a la segunda marca ‘low cost’ Lowi. Primero con un recorte de la plantilla importante y después unas tarifas más cercanas a firmas de medio y bajo coste que a las primeras enseñas de Telefónica u Orange. La compañía abrocha ‘in extremis’ el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) después de un mes de mucha tensión en los equipos. El ajuste deja un equipo de mínimos para tratar hacer rentables las operaciones en un mercado que seguirá estando muy marcado por la potencia de fuego de Digi.

“Queremos retomar el crecimiento sostenible dentro de unos parámetros de competitividad; no es necesaria la agresividad”. Con estas palabras el consejero delegado del grupo, José Miguel García, trató hace unas semanas en el Digitales Summit de sacudirse esa vitola de competidor agresivo. La realidad es que el libreto que ha puesto en práctica en este tiempo está marcado por una creciente agresividad en las decisiones para tratar de dar la vuelta a la tendencia. El ERE ha sido uno de los termómetros de esa agresividad. Pese a que ha habido una mejora significativa de la cifra inicial, los 898 afectados de la oferta final de este lunes en la última reunión del periodo de consultas representa un ajuste del 27% del equipo total de la empresa en España.

La negociación ha sido tensa entre las partes. La propuesta inicial y la memoria económica en la que la empresa basa el recorte puso en guardia a los principales sindicatos, que llegaron a amenazar con no firmar el acuerdo y acudir a los tribunales. El Gobierno intervino para tratar de plantear algo de presión. Finalmente las indemnizaciones son las que fija el despido improcedente (hasta 44 días por año) mientras que la afección se situó en 898 personas, 300 menos que la primera propuesta de casi 1.200. La última palabra la tiene la plantilla, pero todo apunta a que habrá luz verde.

Cuando se ejecute, la plantilla se situará en unos 2.350 trabajadores para una facturación anual que en el ejercicio fiscal que acabó el pasado mes de marzo se situó en casi 3.850 millones de euros (1,6 millones de euros por cada uno de los empleados de media). Se tratará de una de las plantillas más ajustadas del mercado, incluso si se compara con Digi, que tiene una estrategia diferente debido a que cuenta con los 'contact center' y la instalación y mantenimiento de las redes incluidos al 100% en sus equipos propios. 

Nuevo ajuste de tarifas

La otra medida relevante que se ha completado en estos primeros 45 días de Zegona al frente -y su 'lugarteniente', José Miguel García, como CEO- también ha visto la luz definitiva esta semana. Como estaba previsto, el portfolio de precios que se ha puesto sobre la mesa tiene más que ver con una operadora de medio o bajo coste, similar a O2 o a otras firmas del antiguo grupo Másmóvil. La puerta de entrada de los paquetes convergentes está en 35 euros (la de O2 está en 38) y con un paquete básico de televisión hasta los 40 euros. Se flexibiliza la configuración de esos 'packs' abriendo la puerta a reducir más las facturas "configurando los datos que necesiten en su móvil con las velocidades de fibra".

Para hacerse una idea de lo que supone de ajuste en las tarifas, para una oferta de 600 Mb de fibra y dos móviles de 25 Gb de datos cada uno supone un precio muy similar al de Lowi, la segunda marca de bajo coste del grupo. Esto apunta a que esta última será previsiblemente reajustada con el tiempo para atacar a un segmento aún más de bajo coste ante la fuerte presión comercial de los operadores en este tramo. Estos precios se sitúan lejos de Movistar y Orange y por debajo de otros operadores como Yoigo. 

Antes de que aterrizara Zegona ya se llevó a cabo una particular ofensiva comercial con la incorporación de la televisión en Lowi -al incluir Amazon Prime en sus tarifas-, la renegociación de algunos contratos de proveedores audiovisuales -renuevan los acuerdos con HBO Max y con Filmin, pero sin que haya una exclusividad que encarece el producto- o la inclusión del fútbol a través de un acuerdo de distribución con Dazn. Queda por ver cuáles son los cambios de su segunda marca, que fue señalada por el fondo británico como una de sus armas más relevantes en el contexto actual del mercado español.

El peso de los intereses millonarios de la deuda

La presión financiera es importante. Zegona ha ejecutado la compra de Vodafone España con un decisivo componente de deuda que ahora acaba de refinanciar pero que supondrá un esfuerzo para cubrir los intereses. Hace unos días se confirmaba esa refinanciación de 3.500 millones de euros. De esos, un total de 2.200 millones tienen unos tipos de entre el 6,75% y el 8,62%. Para estos tramos ya suponen más de 160 millones -que deben pagarse después de las ganancias brutas-, a los que hay que sumar el resto. El propio CEO insistió en su primera intervención que apostaban por un "crecimiento sostenible". De esa sostenibilidad y el ajuste de las teclas de esa agresividad va a depender lo que suceda en el plano financiero.

El contexto es el de un mercado de cuatro operadores: dos a una distancia muy grande -Telefónica y Masorange- y un cuarto -Digi- que sigue con el acelerado pisado a fondo con una propuesta comercial de 'ultra bajo coste'. Pero también las segundas marcas de los grandes siguen empujando al igual que otros más pequeños como Avatel o Finetwork que también han afilado el cuchillo en las portabilidades. Zegona empieza a enseñar sus cartas. Y, aunque trate de sacudirse esa etiqueta, la agresividad es lo que está marcando estas primeras decisiones.