Las montañas rusas del rublo: ¿Por qué logra recuperarse pese a las sanciones?

El pasado 7 de marzo el rublo ruso se hundió hasta su mínimo histórico respecto al dólar (0,00701) y al euro (0,00646). Pasada algo más de una semana desde la invasión rusa de Ucrania, el mercado respondía a las sanciones de Occidente como represalia a la acción del Kremlin. El objetivo era aislar la economía del país y las medidas parecían tener efecto. Sin embargo, menos de un mes después, la moneda rusa ya se había recuperado de su caída e, incluso, superaba el nivel previo.

Actualmente el rublo cotiza en los 0,01265 dólares y 0,01162 euros después de que su valor se apreció más de un 80% desde su nivel más bajo. En total, acumula cinco semanas consecutivas de tendencia alcista en un escenario que pone en duda la efectividad de las decisiones de los Gobiernos de EEUU, Reino Unido o la Unión Europea (UE), pero que también esconde la realidad de un mercado 'dopado' por las medidas del Ejecutivo de Vladimir Putin.

El peso de Rusia como exportador de energía, sobre todo petróleo y gas natural, es uno de los puntos a favor de su moneda. A pesar del éxodo de empresas extranjeras o de las sanciones a sus oligarcas, su economía se sigue financiando gracias a la venta de estos combustibles, que la UE se resiste a incluir en el paquete de medidas contra el Kremlin. EEUU y Reino Unido ya anunciaron la prohibición de su compra a Rusia, pero los Veintisiete solo han vetado al carbón ruso.

De hecho, uno de los mayores repuntes del rublo respecto al dólar y al euro en las últimas semanas lo registró después de que el Kremlin anunciara la obligatoriedad de pagar en rublos el gas natural ruso para los países denominados "hostiles", entre los que se incluyen los europeos. La medida obligaba a estas regiones a elegir entre garantizar su suministro energético o cumplir con las sanciones. Finalmente se ha evitado la disyuntiva con una solución en la que ambas partes cumplen con sus principios: la UE pagará su consumo a través de Gazprombank, filial de Gazprom y que quedó fuera de la exclusión del sistema de pagos SWIFT. No obstante, el órdago de Putin sirvió para dar un respaldo a su moneda.

Otra medida reciente a través de la que el Kremlin busca proteger al rublo es la vinculación con el patrón oro. El Banco Central de Rusia fijó un precio de 5.000 rublos por cada gramo de oro. Esta paridad con el metal precioso era una práctica común en los siglos XIX y XX para facilitar los pagos comerciales internacionales y ahora permite al Kremlin elevar la demanda de su moneda nacional. No obstante, la medida, que se anunció que se prolongaría hasta el 30 de junio, apenas duró días debido a un "cambio significativo en las condiciones del mercado".

Anteriormente, el Banco Central de Rusia ya trató de frenar la caída del rublo con la mayor subida de tipos de su historia. El coste de su financiación pasó del 9,5% al 20%, en una reacción de urgencia ante el impacto sobre la inflación y la estabilidad financiera del país de las sanciones internacionales. Tras la recuperación de la divisa nacional, el responsable de la política monetaria rusa, que dirige Elvira Nabiullina, también corrigió esta decisión y redujo el tipo de interés al 17% en respuesta a las "complicadas" condiciones externas para la economía rusa y a que los riesgos para la estabilidad financiera del país "han dejado de aumentar por el momento". La inflación en Rusia alcanzó el 16,7% interanual en marzo, máximo desde 2015.

Restricciones en el mercado

Además, las restricciones impuestas al mercado limitan su actividad habitual, cayendo los volúmenes de negociación de rublos a mínimos de una década, según datos de Bloomberg. En concreto, el Kremlin obliga a las empresas rusas a convertir a rublos el 80% de sus ingresos y también limitó las ventas de los inversores extranjeros en la Bolsa de Moscú. La reapertura a otras divisas comenzó esta semana y desde este lunes los rusos con cuentas bancarias abiertas antes del 9 de marzo ya pueden retirar en euros el equivalente de 10.000 dólares en efectivo.

La debilidad del rublo provoca un encarecimiento de las importaciones del país, con un efecto en la inflación. A la inversa ocurre con el incremento de la moneda en las últimas semanas. Es decir, los rusos han recuperado capacidad adquisitiva de cara a las compras exteriores, aunque esta medida tiene poco efecto ante el veto a las exportaciones de muchos productos desde Occidente. Además, pese a la sensación de calma que el Kremlin pretende transmitir con la recuperación del rublo, ya calcula que el producto interior bruto (PIB) sufrirá en 2022 una contracción de alrededor del 10%.