Mercados y Bolsa

Inquietud por la inflación

El yen cae su mínimo de 24 años frente al dólar y arrastra a la bolsa japonesa

Resultados mixtos en la Bolsa de Tokio antes de un largo fin de semana

El yen prosigue su senda a la baja frente a las principales monedas como consecuencia de una cada vez mayor divergencia entre la política monetaria del Banco de Japón y el resto de los grandes bancos centrales, lo que ha hundido a la divisa nipona a mínimos desde 1998 frente al dólar. La moneda japonesa continuó devaluándose este lunes y tocó un nuevo mínimo en más de 20 años con respecto al dólar, que llegó a intercambiarse puntualmente por casi 135 yenes durante el primer tramo de la sesión bursátil en Tokio.

El billete verde se intercambiaba por encima de los 134 yenes. La divisa nipona se muestra más estable con respecto al euro, que se movía hoy durante la mañana en torno a los 141,3 yenes. Este mínimo ha tenido lugar tras la publicación de los datos sobre precios de consumo en Estados Unidos, que se incrementaron en mayo más de lo esperado, desatando especulaciones sobre una mayor agresividad de la Reserva Federal (Fed) en su subida de tipos. 

El temor por la caída libre del yen y la preocupación por la inflación también se vieron reflejados en el principal índice de la Bolsa de Tokio, el Nikkei, que cayó este lunes un 3%, mientras que el selectivo más amplio Topix, que incluye a las firmas de la sección principal, las de mayor capitalización, perdió un 2,16%. 

La renovada inquietud por la inflación y las especulaciones sobre una mayor agresividad en las futuras subidas de tipos de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos también arrastraron al selectivo nipón, ante los temores de esta entidad suba aún más los tipos de interés para ayudar a controlar su economía. Esta tendencia acentuaría aún más la divergencia entre las políticas monetarias del banco central estadounidense y del Banco de Japón (BoJ), que se muestra reticente a alterar su estrategia de flexibilización, basada en tasas negativas a corto plazo y una cuantiosa batería de medidas de estímulo.

Esta tendencia acentuaría aún más la divergencia entre las políticas monetarias del banco central estadounidense y la del Banco de Japón (BoJ), que se muestra reticente a alterar su estrategia de flexibilización, basada en tasas negativas a corto plazo. Tanto la Reserva Federal de los Estados Unidos como el Banco de Inglaterra han comenzado a subir tipos para abordar las altas tasas de inflación de sus economías, que se encuentran en máximos desde los años 80, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) se ha comprometido a acometer en julio su primera subida del precio del dinero en 11 años.

Esta diferencia de enfoque ha venido alimentando una mayor compra de dólares desde que la Fed decidiera en marzo acometer su primera subida de tipos desde 2018 en un intento por controlar la inflación. El BoJ ha reiterado que mantendrá su rumbo actual para intentar alcanzar su esquivo objetivo de situar la inflación en torno al 2% de forma estable y no a merced de la coyuntura global. La depreciación del tipo de cambio del yen provocó que el pasado viernes las autoridades monetarias de Japón publicasen un inhabitual comunicado conjunto en el que expresaban su preocupación por la pérdida de valor de la moneda japonesa y la importancia de la estabilidad del tipo de cambio. 

Japón ha venido beneficiándose de la debilidad del yen, que impulsa las ganancias en el extranjero de sus exportadores, pero también encarece las importaciones y las empresas han mostrado su preocupación ante una eventual desaceleración económica por el encarecimiento de la energía, las materias primas y los alimentos. "Es importante que el tipo de cambio se mantenga estable en línea con los fundamentos, y las fluctuaciones rápidas no son deseables", señalaron el Ministerio de Finanzas, la Agencia de Servicios Financieros y el Banco de Japón tras una reunión para intercambiar información y puntos de vista sobre las tendencias recientes del mercado y su impacto en la economía. 

En este sentido, las autoridades japonesas reconocieron su preocupación "por la rápida depreciación del yen", expresando su disposición a colaborar estrechamente para vigilar de cerca las tendencias en el mercado de divisas y su impacto en la economía y los precios. 

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