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Alimentación

Cómo saber si una sandía está en mal estado

La sandía, una fruta perfecta para combatir la hipertensión - Pixabay

Con pepitas, sin pepitas, más pequeña o más grande, la sandía es una de las frutas más esperadas del verano, aunque realmente pertenecen al grupo de las hortalizas. Su alta composición en agua la convierten en un alimento muy hidratante con el que soportar las altas temperaturas y su sabor fresco y dulzón la convierten en el aperitivo perfecto, aunque su índice glucémico es menor que en otras frutas. También aporta vitamina C y antioxidantes, lo que la convierten en un producto muy saludable. 

Pero escoger a sandía perfecta en las estanterías del supermercado se puede convertir en toda una odisea y la ilusión de abrir la nevera para comer una tajada de esta hortaliza puede truncarse si se ha pasado o ya comienza a estar mala. 

A la hora de escoger una sandía, lo mejor es apostar por las unidades que estén encima del montón, ya que las de abajo han podido aplastarse o tener golpes en la carne. Hay que tener en cuenta, igualmente, que es un producto muy sensible al frío y para guardarla es mejor colocarla en la parte menos fría de nuestra nevera. 

Las claves para saber si está en su punto

Para identificar que una sandía está en su punto justo de consumición, desde la OCU aconsejan fiarse del oído: si al apretarla un poco cruje, es que está perfecta para comer. Si en vez de este crujido, al golpearla emite un sonido sordo, hay altas probabilidades de que la fruta se haya pasado.

Por otro lado, hay otra serie de rasgos característicos que pueden dan pie a pensar que el fruto está pasado. El primero de ellos es el peso, ya que una sandía demasiado ligera puede significar que apenas contiene agua en su interior y que, por tanto, está deshidratada y pasada. 

Si tiene el tallo demasiado verde, significará que le faltan unos días para madurar pero, sin embargo, si presenta manchas blancas o negras significará que ha comenzado a pudrirse. Lo mismo sucede si la carne de la sandía se agrieta: es síntoma de estar pasada. 

El color de la corteza también es significativo, ya que debe ser verde pintón o con rayas, con aspecto saludable. Si presenta moho, definitivamente está en mal estado. Al abrirla, la tonalidad debe ser rojo vivo e intenso, mientras que si está demasiado oscura no será comestible. 

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